No te quedarás con él Capítulo 8

No te quedarás con él Capítulo 8

Capítulo 8 Caer en la trampa

Una extravagante lámpara de araña brillaba en el minimalista, pero lujoso salón. La luz iluminaba al hombre sentado en el sofá, haciendo que los perfectos contornos de su rostro parecieran aún más dimensionales. Al escuchar las palabras de Gael, Santiago acarició su reloj de pulsera antes de levantar la vista para mirar al mayordomo. —Adelántate y lleva a los niños arriba —ordenó con sus finos labios entreabiertos. Los dos niños se sintieron confundidos al igual que Gael, pero hicieron caso a su padre y siguieron obedientes al mayordomo escaleras arriba. Melinda no tardó en ser llevada al salón por dos guardaespaldas. Santiago permaneció sentado en el sofá, pero su mirada perezosa y algo fría estaba clavada en ella. Entonces levantó una mano con indiferencia, a lo que los guardaespaldas la soltaron y se marcharon. Ahora que Melinda estaba de pie bajo las brillantes luces, se sentía incómoda al ser escrutada como si fuera algo entretenido. Tenía un aspecto patético después de haber sido empapada por el agua de lluvia. No solo su sedoso cabello negro se le pegaba al rostro como si estuviera pegado a ella, sino que su ropa también estaba empapada. La ropa mojada pegada a su cuerpo acentuaba sus curvas a la perfección. El hombre no tardó en levantarse y se dirigió hacia ella con las palmas de las manos en los bolsillos. Los ojos de Melinda solo contenían odio cuando se vio obligada a mirarlo a los ojos. Estaba decidida a abandonar aquel lugar con sus hijos esta noche. Santiago se había convertido en su enemigo al arrebatarle a sus hijos. Cuando se acercó a ella, el aire del salón pareció congelarse. Ahora apretaba los puños a los lados del torso, presa del pánico. Por alguna razón, el aura del hombre la inquietaba. Santiago, en cambio, captó todas las emociones de Melinda, ya fuera su torpeza, cautela o ira. La tenue fragancia que desprendía lo distrajo por un momento. —Señorita Vera. —Su voz no sonaba tan fría como antes—. Por favor, tráigale a la Señorita Pardo ropa limpia. —Sí, Señor Falcó. Una emoción sin nombre pareció relampaguear en los ojos de Melinda mientras miraba a Santiago. —¡No hay necesidad de eso! —siseó—. ¡Estoy aquí para llevarme a los niños! —Deberías cambiarte antes —respondió él con indiferencia en voz baja y volteó para mirar por la puerta. Ella no pudo contenerse de maldecirlo en voz baja al ver lo digno y despreocupado que estaba. —Señorita Pardo. —La mujer llamada Sonia Vera se acercó rápido a Melinda antes de informar amable—: He preparado la ropa. Por favor, acompáñeme. Será mejor que se dé una ducha caliente, no sea que se resfríe. Melinda ya estaba helada de estar empapada de pies a cabeza. Al escuchar las palabras de Sonia, Melinda miró obstinada al hombre que miraba por la ventana y al final siguió a Sonia al baño. Ahora que Santiago estaba solo, se dirigió al estudio de arriba y se colocó frente a la ventana. Poco a poco le vinieron a la mente pensamientos sobre su padre al contemplar los aterradores relámpagos que surcaban el cielo. Entonces frunció un poco el ceño. Nunca había tenido escándalos de citas porque no creía en el amor ni en el matrimonio, pero eso no significaba que no quisiera tener hijos. De hecho, se alegró mucho cuando recibió los resultados de la prueba. Luego pensó en cómo Jenifer seguía presionándole sobre su matrimonio cuando Mónica estaba a punto de regresar a Ciudad del Valle. Dio la casualidad de que Melinda, que por sorpresa no le caía mal, llegó a su vida en el momento perfecto. Y así, una idea empezó a llegar a su cabeza. … La cabeza de Melinda se fue aclarando poco a poco cuando se duchó. También fue entonces cuando se dio cuenta de que Santiago podría estar esperando a que cayera en su trampa, a juzgar por cómo no se sorprendió en absoluto al verla antes. No salió del baño hasta pasados diez minutos, cuando encontró a Sonia esperándola fuera. «¿Está aquí para evitar que siga corriendo y buscando a los niños?». —Tome un poco de té de jengibre, Señorita Pardo. La mujer mayor le pasó una taza de porcelana fina, que Melinda tomó con cuidado entre sus manos. —Gracias. Puso la taza de nuevo en las palmas de Sonia después de terminar el té. —El Señor Falcó la espera en el estudio del segundo piso. Está a su derecha al subir las escaleras. Melinda no tenía un buen presentimiento, pero contestó: —De acuerdo. Su corazón se llenó de incertidumbre mientras subía las escaleras. «¿Dejará ir a los niños?», se preguntó. «Porque no parece que vaya a hacerlo. ¡Maldita sea! Voy a luchar por ellos pase lo que pase». Justo después de girar a la derecha y entrar en el estudio, fue recibida de inmediato por la visión del hombre de pie delante de las ventanas del suelo al techo con las manos a la espalda. Esa postura erguida suya era tan digna que, por alguna razón, lo hacía parecer distante. Cuando Santiago escuchó los pasos que se acercaban, se dio la vuelta y clavó su mirada en el exquisito rostro de la mujer. —He hecho una prueba de paternidad. Fue directo al grano en voz baja y profunda. —No niego el hecho de que seas su padre —habló Melinda sin dejarse intimidar en absoluto, y se colocó frente a él mientras se enfrentaba a su mirada—. ¿Y qué? —Firma esto. —Le pasó un acuerdo—. Solo así podrás ver a los niños. El pecho se le apretó, y cuando bajó los ojos para mirar las palabras del acuerdo, casi se ahogó. ¡Era un acuerdo post nupcial! —He solicitado nuestro certificado de matrimonio. Alguien lo traerá mañana por la mañana —informó a través de sus finos labios—. Esto es un acuerdo post nupcial. Firma los papeles si estás de acuerdo con los términos. Si no lo aceptas, puedes añadir tus propias condiciones. El aspecto conmocionado de Melinda se reflejó en los profundos ojos de Santiago. Incapaz de comprender lo ridículo que estaba resultando todo aquello, soltó una burla. —No he venido a casarme contigo. Estoy aquí para llevarme a mis hijos.
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Score 9.3
Status: Ongoing Type: Author: Artist: , Released: December 22, 2023 Native Language: Spanish

How To Read Novela Leer No te quedarás con él (Melinda y Santiago) Novela en línea 

Melinda es abusada por un Santiago pasado de copas en un evento de recaudación. Ella se va a vivir a un pueblo donde da a luz a sus dos hijos gemelos, Samuel y Pamela quienes buscan a su padre cuando crecen, pues no aguantan la burla de los demás por no conocerlo. Cuando logran conocerlo, Santiago le quita los hijos a Melinda y esta va a buscarlos en la Mansión Falcó llegando a una tregua con Santiago, la cuál consistía en casarse con él. La madre de Santiago se opone a esta relación, al igual que Mónica, la supuesta actual novia de Santiago. Santiago no puede comer alimentos sólidos por una enfermedad gastrointestinal que tiene, se alimenta de suplementos, pero se da cuenta que la comida de Melinda no le hace daño, haciendo que la busque y que todos crean que se trata de un chef internacional. Santiago empieza a enamorarse de Melinda, haciendo cosas como irracionales y fuera de lugar para todos los demás.
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No te quedarás con él - Samuel y Pamela

En la cena benéfica se reunían personas prominentes y adineradas, y las deslumbrantes linternas parpadeaban sin cesar. También se desarrollaba una acalorada batalla en una lujosa suite situada sobre el salón. —¡No! —exclamó horrorizada Melinda Pardo. Luego, una mano gigante le agarró la muñeca. Tras perder el equilibrio, fue arrojada sobre una suave cama, y un cálido cuerpo la cubrió por detrás. —¿Qué haces? Suéltame. Al darse cuenta de las intenciones del hombre, Melinda forcejeó desesperada, pero el hombre venció rápido toda su resistencia. Su cintura se levantó de repente antes de que le siguiera un dolor agudo, haciendo que el rostro de Melinda se pusiera pálido. Al sentir su resistencia, el hombre hizo una breve pausa para besar su esbelto cuello y la tranquilizó con voz ronca. —Te compensaré.
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