Capítulo 68 Su prioridad no es lo que ella esperaba
Santiago no llegó a los acuerdos. Mientras sus palabras se atascaban en su garganta, todo lo que podía hacer era mirarla sin pestañear.
La mujer frente a mi es la Experta en Hierbas, Claudia Becerril, que también es la persona que desarrolló cientos de medicamentos. Los cibernautas la llaman un ángel que camina entre
nosotros.
Sin embargo, Claudia era modesta a pesar de su reputación. Nunca habló con la prensa. La gente no podia encontrar ni una foto de ella en linea. Melinda, siendo Claudia Becerril fue lo último que se le ocurrió.
-No me mires asi. -Melinda estaba inquieta en su asiento-. Estaba hablando contigo. ¿Mc escuchaste? Firma el acuerdo y tratare a tu madre.
Santiago se sentó frente a ella. Recogiendo el acuerdo, leyó el documento. Melinda lo vio arrugar la frente cutre las cejas, pero no se preocupó en absoluto. Después de todo, ella no tuvo ninguna pérdida sin importar su decisión. Santiago se relajó cuando descubrió que no pidió el divorcio en el acuerdo.
*Parece que está dispuesta a seguir por el bien de los niños».
Sin embargo, había un punto en el que Santiago no estaba de acuerdo con ella, que era que ambos durmieran en habitaciones separadas a partir de ahora. Sus ojos corrieron hacia su rostro mientras sus delgados labios se separaban.
-Hay una cosa con la que no estoy de acuerdo. No puedo hacer eso.
¿Solo una? Está siendo muy tolerante
A pesar
VOZ.
de
que se sorprendió, Melinda mantuvo una expresión tranquila mientras levantaba la
No tienes derecho a discrepar. Depende de mi decidir. -Ella encontró su mirada cuando habló
El acuerdo anterior ya no es válido. Es inválido hasta el final. -Luego dijo: Si no tienes ganas de firmarlo, hazlo tú mismo. No perderé mi tiempo contigo.
¿Qué está tratando de decir?-
Santiago escuchó su arrebato sin interrumpir.
Después de todo, tu madre me odia. Nunca es amigable conmigo. Apuesto a que es dificil convencerla de que me permita tratarla. Por suerte para ella, yo tampoco tengo paciencia para lidiar con ella.
Melinda altiva, levantó la barbilla mientras cruzaba los brazos.
-¿Ya terminaste?
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La mirada de Santiago aterrizó en su rostro.
-Piensalo. ¿Cuál es más importante? ¿Tu mamá o el acuerdo anterior?
Miró el acuerdo de nuevo antes de explicar en una voz baja y suave.
-No me refiero a eso.
-¿Eh?
Su respuesta la desconcertó.
-¿Entonces cual es? ¿Hay otra cosa con la que no se sienta cómodo cumpliendo aparte de esto?».
Al segundo siguiente, lo vio recogiendo la pluma estilografica y tachando el punto en el que propuso que los dos durmieran en habitaciones separadas. Ella se inclino para estudiar sus movimientos, y sus ojos se abrieron de par en par en la incredulidad en su descubrimiento.
-¡Maldición! Esa es su prioridad?!.
Después de eso, dejó la pluma a un lado. Inclinando la cabeza para mirarla, Santiago preguntó con tranquilidad:
-¿Pensaste alguna vez en lo que mi madre pensaría si supiera que estamos durmiendo en habitaciones diferentes?
-Es un problema entre ustedes dos -tartamudeó, su rostro estaba sonrojado.
En eso, Santiago continuó:
-Ella tratará de hacer de celestina para Mónica y para mi si encuentra una oportunidad. ¿Cuál es el punto de fingir la relación si no puede detenerla?
-¡Ese es tu problema! -Melinda protestó arrugando la frente-. No quiero compartir la çama contigo.
-¡No hay base para que los sentimientos se interpongan entre nosotros! Esto es solo un acuerdo. ¡No quiero ser un peón en su plan contra su madre!».
-Como si nunca nos hubiéramos acostado antes. ¿Por qué estás tan enojada por esto?
Burlándose de ella con un tono casual, tomó la pluma de la mesa.
-iOye!
Santiago firmó su nombre al final del acuerdo.
-Tenemos un trato, Señora Falcó.
Se quedó sin habla al escuchar eso.
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-Por cierto, la comida es deliciosa. Aunque eran sobras, las terminé. Gracias por la comida.
Melinda no queria nada más que arrancarle la cabeza mientras lo observaba alejarse con cuidado. Sus ojos brillaron de diversión.
No vas a ninguna parte, conejita. Necesito que me mantengas caliente por la noche.
Como Melinda no mencionó el divorcio en el acuerdo, Santiago estaba muy contento. Mientras tanto, Melinda se mantuvo tranquila y racional mientras pensaba las cosas.
Bien. Lo que sea. Mientras cancelemos el acuerdo anterior y recupere mi libertad, no sufrire ninguna pérdida, ¿verdad? Después de todo, un médico es responsable de ayudar a los necesitados. Además, estamos hablando de la abuela de mis hijos
Era una noche con viento y la luna brillaba en el cielo, Marcelo salió del baño de su departamento después de una ducha, una toalla envuelta alrededor de su cintura. No llevaba una camisa y sus abdominales tonificados realzaban su masculinidad. La combinación le dio un/ambiente rebelde.
Se sentó frente a la ventana. Como inversor, propietario y capitán del Club Coco, era todo un personaje. Su equipo ganó el campeonato en la gira mundial bajo su dirección. En resumen, su equipo nació para la ciberseguridad. Incluso ganó el premio de oro en el concurso internacional de programación. Era una leyenda ambulante en la industria, pero nadie podía relacionarse con su soledad. Tomando un trago de su vino, encendió su computadora portátil y buscó en linea a
Santiago Falcó y Melinda Pardo..