Capítulo 64 ¿Puede reconsiderar su decisión?
Mónica sintió como su corazón palpitaba al ver a Santiago. Podia sentir que el deseo ardia dentro de ella y que su espiritu aumentaba.
-Buenos días, Santiago.
Mónica se colocó directo frente a él para evitar que se fuera. Se miraron por un momento, yella se dio cuenta de que hacia tiempo que no la miraba asi. Al mover la mirada hacia el flequillo de Santiago, Mónica extendió la mano para tocarle el cabello. Se inclinó un poco hacia atrás.
-Había algo en tu cabello-dijo ella después de cepillarlo y sacarle la mano-. Sigues saliendo à pesar de que las cosas están ocupadas en el trabajo hoy. Pasó algo? ¿Necesitas ayuda? -preguntó con una sonrisa.
-Todo está bien-contestó Santiago con una mirada más bien helada en
Dio vuelta Irededor de ella y continuo caminando hacia adelante después de eso. Mónica sintió como su corazón se hundía un poco mientras lo veia marcharse. Luego, se apresuró a seguirlo hasta su oficina.
Santiago se sentó en su silla de oficina hecha a medida antes de levantar la vista, solo para ver a Mónica de nuevo. Ella sentia que podia ahogarse en sus ojos cada vez que la miraba, pero se las arreglo para mantenerla fria. Ella reunió los documentos en sus manos y los puso delante de él antes de cambiar el tema.
-El equipo de diseño llegó con hace poco con veintiocho muestras. Puedes pasar por ellos. Ya hice una evaluación inicial de las muestras, y estas son las que en verdad se destacaron -anunció con una sonrisa.
Sin embargo, mientras hablaba, se dio cuenta de que ni siquiera habia un ligero cambio en la expresión del hermoso rostro de Santiago. Era casi como si no la escuchara en absoluto.
-Parece que esta vez todos pusieron mucho esfuerzo en el diseño-continuó Mónica con una sonrisa. Muchas de estas muestras son el resultado de las noches en la oficina. Parece que estas personas creativas obtienen más inspiración una vez que se pone el sol….
La voz de Mónica se apagó mientras miraba a Santiago sacar su móvil antes de marcar un número delante de ella.
-Escucha Tirso, čestás en casa hoy? Voy a ir después de terminar con el trabajo —dijo.
La sonrisa en el rostro de Mónica se endureció.
-Es casi como si no tuviera sentido que yo hablara tanto. ¡No me estaba escuchando en absoluto!..
Ella lo miró fijo hasta que terminó su llamada.
-Llevé a Marcelo a casa de Tirso -dijo Mónica con una sonrisa-. Tenemos un medicamento
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especial que curará los moretones en unos días, asi que no deberías preocuparte demasiado.
En otras palabras, Mónica le estaba diciendo a Santiago que su tiempo era demasiado precioso. para pasarlo visitando a Tirso solo por el bien de Marcelo. Santiago por fin miró a Mónica después de eso. Su mirada era muy fría mientras miraba a la mujer.
-¿Qué es?
Se sentía bastante incómoda de que la examinara de esa manera,
-Puedes irte si no hay nada más.
Santiago abrió su computadora portátil y cambió todo su enfoque a su trabajo después de eso. Mónica sintió que su corazón se enfriaba al escuchar sus palabras.
-¿Soy invisible para él? No era asi en el pasado. Solía estar dispuesto a comunicarse conmigo, al menos cuando hablaba de trabajo.
Mónica echo un último vistazo a las muestras de diseño en la mesa. Se sentia demasiado avergonzada para quedarse mucho tiempo, asi que se fue con una mirada abatida en su rostro.
Esa tarde, Melinda estaba de buen humor después de que logró imprimir el acuerdo.
-¡Tengo que esperar a que Santiago vuelva a casa y firme esto!».
Ella decidió preparar en persona algunos platos solo para asegurarse de que Santiago estaria de buen humor cuando firmara los papeles.
-¿Cuántas veces vas a lavar estas verduras, mama?
-Tres veces. Es como lo hago en Valle Dorado-contestó Melinda con voz suave mientras se ataba un delantal alrededor de la cintura-. Tengo que lavarlas muy bien.
Pamela se tambaleó hacia su madre.
-Pasó un tiempo desde la última vez que cortaste carne, ¿verdad, mamá? Deberias tener mucho. cuidado. El cuchillo se ve muy afilado.
-Lo tengo, cariño. Tendré mucho cuidado. ¿Por qué no me ayudas a lavar ésos hongos? preguntó Melinda.
-¡De acuerdo!
Melinda y los niños se pusieron a trabajar en la cocina. Una escena como esta tipicamente pondría una sonrisa en el rostro de Gael. Después de todo, él sabia que Santiago estaria encantado de tener una comida preparada por su esposa e hijos después de un largo dia de trabajo. Sin embargo, después de que Gael pasó por el acuerdo, tuvo sentimientos encontrados al ver las acciones de Melinda.
¡Esto parece una tactica manipuladora!».
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-Señora Falcó…-Gael por fin se dirigió a la cocina. Logró espantar a los niños antes de seguir hablando. ¿Está segura de que quiere que el Señor Falcó firme ese acuerdo?-preguntó,
-Por supuesto.
Melinda continuó preparando la comida mientras le respondía.
-¿Puede… reconsiderar su decisión, Señora Falcó?