Capítulo 63 Gael es miserable
Melinda encontró al hombre repugnante. ¡Odiaba lo dominante que era!
El es el que me dejó aquí, y él es el que volvió a recogerme. ¿Se ha… enamorado de mi? No, no. ¡De ninguna maneral Apuesto a que solo quiere que trate las quemaduras de su madre, ¿verdad?..
Ninguno de ellos habló durante el viaje, por lo que no tenían idea de lo que estaba pasando en la mente del otro. Por fin, Melinda decidió poner una canción.
Today was a Fairytale, you were the prince, I used to be a damsel in distress. You took me by the hand and you picked me up at six, today was a fairytale…
La nción tocaba. A Santiago no le gustaba escuchar música, pero no le impidió poner la canción. Ella fue sin duda la primera persona que tuvo las agallas para jugar con el sistema de sonido en su auto. Santiago no estaba seguro de cuándo comenzó, pero podía decir que sust sentimientos por la mujer empezaban a cambiar.
El Lamborghini se detuvo frente a Puerto Esmeralda. Melinda se giro para mirar al hombre, que no mostraba signos de quitarse el cinturón de seguridad y salir del auto. Ella entendió su mensaje, así que se bajó del auto y cerró la puerta con un portazo. Luego, se dirigió hacia el salón principal de la casa.
La mirada de Santiago se oscureció mientras miraba a Melinda. Después de eso, arrancó el auto una vez más. Habia una mirada despiadada y fría que se podia ver incluso desde su perfil lateral.
-Tengo que seguir investigando su relación con los Galván, Esto es lo principal que quiero averiguar ahora. Tengo que saber todo sobre los que están más cerca de mi-, pensó
Después de entrar en el pasillo, Melinda subió las escaleras. Volvió a su habitación antes de sacar el móvil y sentarse en el sofa. Ella abrió un archivo para redactar un acuerdo.
-Argh. ¡Si quiere que trate a su madre, tendrá que aceptar mis términos! En primer lugar, no se le permite enviar a sus hombres a seguirme. En segundo lugar, tendrá que ser un buen padré delante de los niños, en especial con Pamela. Asi, ella tendria menos probabilidades de encontrarse con un chico malo en el futuro. Por último, quiero dormir en habitaciones separadas con él a partir de esta noche. Necesito que me prepare una nueva habitación para que tenga mi propio espacio..
Pensó mientras redactaba el acuerdo.
Al terminar el acuerdo, Melinda repasó los detalles una vez más antes de bajar.
-Hay una impresora en casa, Señor Suárez?
El mayordomo, que estuvo limpiando las mesas en el pasillo, se dio la vuelta cuando escuchó la voz de Melinda.
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-¿Qué necesita imprimir, Señora Falcó? Puedo ayudarle se ofreció.
Melinda sonrió.
-Dame tu número, entonces. Te enviaré el archivo por WhatsApp.
Gael sacó su móvil antes de intercambiar números. Después de que Melinda le envió el archivo, ella sonrió mientras le daba órdenes.
Necesitare dos copias de esto. Gracias.
Luego, se sentó en el sofá y tomó el control remoto para encender la televisión. Vio a Santiago en el canal económico. No era tan guapo en la televisión como lo era en persona, pero todas las reporteras aun así lo rodeaban como admiradoras. Mientras tanto, Gael se dirigió a la sala de impresión. ¡Cuando vio el contenido del acuerdo que imprimió, sintió que su corazón se movía! Sus manos se endurecieron al agarrar los papeles.
-¿Es esto un acuerdo con el Señor Falco? ¿Por qué necesita firmar un acuerdo con él? ¿Se metieron en una discusión? ¿Quién es ella para preguntarle tanto al Señor Falcó?-
Los términos no eran simples, y se expresaron en un lenguaje firme y duro. No parecia tener espacio para la negociación. Uno de los términos que Gael no podia aceptar era el que requería que Melinda y Santiago durmieran en habitaciones separadas.
Se supone que están construyendo una relación ahora. ¿Cómo podrían dormir en habitaciones separadas?».
-Señora Falcó…-Gael se apresuró hacia ella con el acuerdo en la mano-. ¿Pasó algo entre usted y el Señor Falcó?-pregunto.
-No es mucho. -Melinda levantó la vista y sonrió al hombre-, Gracias-dijo mientras le quitaba los papeles-. Puedes seguir con tu día ahora.
El mayordomo se quedó sin habla durante un tiempo después de eso, pero tenia una expresión miserable en su rostro. Dudó durante mucho tiempo hasta que por fin volvió a hablar.
-Al Señor Falcó le resulta dificil interactuar con las mujeres, Señora Falcó. La hizo enojar? ¿Puedo pedirle que lo perdone? -preguntó Gael.
Melinda pareció desconcertada durante un tiempo antes de sacudir la cabeza.
-No, no. Te équivocas. No me hizo enojar. Tan solo encontré la oportunidad de discutir las cosas con él antes, y me molestó porque antes me hizo firmar un acuerdo bastante injusto.
Cuando Gael notó la sonrisa en el rostro de Melinda y el tono bastante agradable en su voz, ya no hizo ningún comentario. Sin embargo, en el fondo, estaba preocupado por el futuro de la pareja. El alto y poderoso edificio de Grupo Falcó parecía brillar bajo la luz del sol. Santiago entró en la sala, su corpulenta figura emanando un aura helada. Con las manos en los bolsillos, se dirigió directo al ascensor.
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-Hola, Señor Falcó.
-Buenos días, Señor Falcó.
Todos los saludos de la gente fueron pronunciados en el mismo tono respetuoso cuando vieron a Santiago. Los miembros del personal no parecían apartar sus ojos de él, y podian sentir sus corazones palpitando cada vez que lo veian. Después de que Santiago bajara del ascensor en el piso veintidos, se encontró de pic frente a Mónica.