Capítulo 57 Una mañana peculiar
-¿Están los niños dormidos?
Santiago todavia se estaba castigando por cómo hablaba con Samuel..
-Si.
-¿Cómo se sentian?
Santiago entró en el salón.
-Estaban bien. Sonia jugó con ellos por un tiempo. -Gael siguió de cerca, y él continuó-: Pero la señora pasó media hora en el patio después de que ella llegó a casa. Parecía que tenía algo en
mente.
Santiago se preguntó por qué. Su subordinado le dijo que Melinda se encontro con Jesica y tomó
un café.
Tiene algo que ver con la reunión?
-Ya veo.
Fue al cuarto y revisó a los niños. Estaban durmiendo.
-Ah, qué adorables, penso.
El dormitorio principal estaba poco iluminado, y Melinda estaba pensando en el caso de Marcelo. Entonces tuvo una idea extraña.
-Marcelo no puede ser el otro hijo de Santiago, ¿verdad? La forma en que interactúan entre sí es un poco extraña. Quizás cometió un error cuando era más joven. Y se parecen entre si..
Justo entonces, la puerta se abrió, y entró Santiago, rompiendo su tren de pensamiento. Ma mañana siguiente, Melinda se puso un delantal y fue a la cocina para hacer algo. Se juntó el cabello y lo ató, luciendo tranquila y gentil. Lamentaba que Samuel hackeara el ordenador de Santiago, así que estaba haciendo el desayuno como disculpa. Un Volvo negro entró poco a poco en el patio, y Gael dio la bienvenida rápido a Tirso
-Haz un plato extra de pasta, por favor -pidió Santiago.
Melinda se dio la vuelta, preguntándose cuándo apareció. Sus ojos se encontraron, y el hombre añadió
-Mi médico está aqui. Le gustaria tener una muestra de tu cocina.
-No soy tu niñera. -Melinda no pudo evitar replicar-. ¿Y esperas que te sirva a ti y a tu médico?
Él entendio de dónde vino esa queja, y explicó:
1/3
-El solo está tratando de desmenuzar la pasta y ver por qué puede funcionar con mi paladar.
Ella arrugó la frente.
-Si ese es el caso, no creo que él es un buen médico. Ni siquiera puede tratar tu condición gástrica. Deberías contratar a otro médico.
-No te preocupes. Solo cocina.
Con eso, Santiago se fue. Sabia que ella haría un tazón extra. Melinda cortó otro tomate y agregó otra porción la pasta al agua hirviendo. Santiago vino al salón, y Sonia se acercó a él y a Tirso con
-Tome un poco de té, Doctor Cabrera.
-Gracias, Señora Vera.
Los hombres se sentaron. Tirso vestia de manera informal, luciendo gentil y más rubio que la mayoría de las mujeres.
-¿Firmó un contrato permanente con esta cocinera? -preguntó Tirso-. Si está alrededor, su condición debería mejorar con el tiempo.
Santiago lo miró.
-Bueno, estamos casados. ¿Eso cuenta?
¿Eh? Oh..
Tirso dijo:
-La madre de los niños?
Santiago tomó un sorbo de su té. Su silencio fue su respuesta. Tirso se congeló por unos momentos, pero luego penso que entendia a lo que se referia Santiago.
-No era como si estuviera interesado en las mujeres. Podria casarse con cualquiera, pero al menos casarse con la madre de los niños les da una familia completa-.
-El desayuno está listo. Señor Falcó y Doctor Cabrera, pueden entrar ahora.
Santiago se levantó.
-Vamos. Verás cómo su cocina es diferente.
-Elplacer es mio.
Tirso se levantó y siguió a Santiago hasta el comedor. Cuando Melinda salio con dos tazones de pasta en las manos, vio a Tirso de pic frente a la mesa. Sus ojos se encontraron y se congelaron. Melinda se detuvo en seco, pero rápido se recupero y sirvió la comida. Un sorprendido, Santiago
2/3
la miró a ella y a Tirso,
¿Se conocen?-.
Los niños llegaron un rato después, y cuando vieron a Tirso, se sorprendieron. Al mismo tiempo, aplaudieron y saltaron de alegría.
-¡Señor Cabreral ¿Qué lo trae por aquí?
-¡Vaya, Señor Cabrera! ¡Es usted!
-ilo extrañc. Señor Cabrera!
Melinda se sentó con tranquilidad y se comió la pasta. No le dijo nada a nadie, pero estabai confundida.
¿Qué está pasando aquí?.
3/3