Capítulo 55 La rueda del destino gira
Melinda se quedó sin habla.
-Eres la hija de un alcalde. ¿Puedes hablar con decoro?
-No. No cuando eres tú -dijo Jesica-, Hablo con decoro con todos los demás. Después de todo,
mis amigos.
no s
Veinte minutos más tarde, Jesica llegó a la cafeteria cerca de Puerto Esmeralda. Estaba sentada junto a la ventana, muy guapa como una princesa. Y se miraba al espejo, volviendo a maquillarse mientras esperaba a su amiga. Gael le dijo a Isaac que llevara a Melinda. Había una distancia de dieciocho metros entre el lugar donde la dejaron y la entrada de la cafeteria. Justo después de c Melinda saliera del auto, vio una figura familiar que venía hacia ella, y pudo sentir algo aplastando
su corazón..
Santino estaba cada vez más cerca. Melinda podía ver los mechones de cabello blanco en su cabeza, que pasó desapercibido durante la fiesta de cumpleaños de Jesica. Se detuvo en seco y dio un paso hacia él. El hombre pasó, pero cuando sacó su móvil, su llave se cayó del bolsillo, cayendo justo al lado de Melinda. No hizo un sonido, así que Santino no se dio cuenta de le cayó algo.
que
se
Melinda se inclinó y tomó la llave, pero antes de que pudiera dársela, ya se habia subido a su auto. Justo cuando estaba a punto de ir hacia él, alguien le dio palmaditas en el hombro. Se detuvo y se dio la vuelta, solo para encontrarse con Salomé con un hermoso vestido. Dejaba ver sus hombros. Melinda pensaba que estaba preciosa.
¿Se hizo otra cirugía estética? Ahora se ve aún mejor. Su nariz parece menos aguileña..
Salomé extendió su brazo.
Dámelo. Eso es de mi padre-dijo fria.
Melinda se encontró con su mirada, y una pizca de dolor pasó por sus ojos. Entregó la llave.
-Sus manos son hermosas. Es obvio que nunca hizo un dia de quehaceres.
Notando ese toque de dolor, Salomé miró a Melinda por unos momentos más antes de irse poco. después. Melinda luego volvió a entrar en razón. Después de entrar en el auto, Salomé le entregó la llave a Santino y miró a Melinda, muy pensativa.
-Así que, esa es la esposa de Santiago. Todo el mundo dice que es una chica de pueblo. Solo la vi una vez pero se siente familiar. Se siente como si fuera un recuerdo enterrado en mi mente.
¿Qué tienes en mente?
Santino la miró gentil. Salomé se recuperó y respondió:
-Solo pensaba que no debías esforzarte. La compañia es un monstruo, pero sigues haciendo
1/2
todo tú mismo, y ni siquiera puedo ayudar.
-Tonterías. Ya estás apoyando los productos de nuestra compañia. Esa es la mayor ayuda que puedes dar. -Santino adoraba a Salome. Y con Claudio, peor cada día, eres la única sucesora que me queda.
Salomé estaba encantada de escuchar eso, pero no lo mostró
-Actuar es lo único que me gusta.
-Eres lo suficiente inteligente para hacer ambas cosas. -Santino sostuvo su mano-. Estuviste tratando con nuestros clientes con facilidad. Además, la industria del entretenimiento es… volátil. No puedes estar segura de ser famosa para siempre. Necesitas planear.
-Si, papa. Por supuesto.
El crepúsculo cayó, y Melinda estaba en el patio de la villa, sentada en una silla de ratán. Junto a ella estaban parches de rosas florecientes. Miró el trozo del colgante de jade que tenia en la mano. Pasó media hora desde que miró el colgante, y tenia tristeza en sus ojos.
Así que la rueda del destino empezó a girar
Mientras tanto, Salomé estaba de pie frente al ventanal de la villa de su familia, con un vestido con volantes. Seguia pensando en Melinda. Salomé no pudo evitar sentir que algo estaba mal, y tenia un presentimiento de lo que iba a suceder.
2/2