Capítulo 54 No reconocer
Jenifer estaba en su casa, sentada en el sofa mientras Humberto estaba haciendo su informe. Ese dia llevaba un par de guantes blancos largos.
-El Señor Falcó llevó a la señora a un parque de diversiones durante una hora. Y se subió en una montaña rusa con ella.
-¿Qué?! -El corazón de Jenifer se hundió-, ¡Pero tiene miedo de las alturas! ¿Por qué hizo eso? -Miró solemne a Humberto. Preocupada, preguntó-, ¿Y? ¿El se encuentra bien?
-Vomitó un rato después de bajarse del auto.
Jenifer estaba preocupada y celosa.
¿Hizo todo eso por… esa chica del pueblo?”.
Un rato más tarde, Humberto continuó:
-El tomó una llamada y fue al departamento de policia. Marcelo se metió en una pelea, y él lo resolvió.
Jenifer se enfureció..
-¿Marcelo sigue en contacto con él?
No, no puedo dejar que eso suceda
Humberto no dijo nada, pero su silencio respondió más o menos a su pregunta.
-¿Qué está haciendo? -Ella respiraba con dificultad, su mirada afilada como un cuchillo-. Me va a dar un ataque al corazón a este ritmo. ¿Por qué ayudó a Marcelo? ¡Nunca le di ese permiso!
Contuvo la respiración mientras estaba de pie con la cabeza agachada porque no se atrevía a ver los ojos de Jenifer. Estefania se le acercó, susurrando:
-Vete. Y vigilalos.
-Si
Humberto miró a Jenifer y se fue.
-Dame el móvil.
Jenifer estaba tan furiosa que podia explotar. Estefanía dijo:
-Señora, una llamada no es suficiente para lidiar con esto, no cuando el Señor Falcó sigue ent contacto con Marcelo. Primero deberia arreglar su relación con el Señor Falcó.
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lidiar A Jenifer le encantaría, pero las cosas se estaban descontrolando. Primero, todavía tenia que con Melinda; segundo, tenia que lidiar con la relación entre Santiago y Mónica. Y ahora, ella tenia que lidiar con Marcelo.
Llevó a Melinda a un parque de diversiones. Si Mónica se va en un ataque de rabia, seria malo para la compañía-.
-Llama a Mónica. Es fin de semana. Ve si ella tiene tiempo para venir a comer.
Jenifer ordenó después de calmarse.
Al menos, necesito asegurarle que las cosas siguen bien.
-Por supuesto,
Mónica acababa de regresar de la casa de Tirso con Marcelo a cuestas. Cuando Estefanía la llamó, ella accedió de inmediato a la reunión. Antes de ir a Bahia Roja, fue al centro comercial a buscar algo para Jenifer. Habia bufandas y hojas de té
-¿Para mi? No deberías.
Las damas estaban en el patio, y Jenifer estaba vertiendo un poco de agua para Mónica.
-Pasó un tiempo, Mónica.
Mónica estaba vestida a la moda, sus pendientes de borlas brillando bajo el sol.
Lo siento, Señora Falcó. Estuve ocupada.
-No lo sientas. Estás ayudando a Santiago con el trabajo. Lo sé.
Al mencionar el nombre de Santiago, Monica recordo la vez que llevó a Melinda al parque de atracciones. Una punzada atravesó su corazón, pero sonrió.
-Por supuesto. Es mi trabajo. Estoy trabajando para la compañía.
-Me agradas mucho, mucho, Mónica -dijo Jenifer-. Esa chica puede darle a Santiago diez hijos más, y todavía no dejaré que se case con él.
Mónica sonreia.
-Pero eso no cambia nada. Melinda se mudó con él, y viven bajo el mismo techo..
–Dame algo de tiempo dijo Jenifer-. Haré que se case contigo, le guste o no.
-Gracias, Señora Falcó. -Mónica se conmovió-, Estuve trabajando duro. Haciendo horas extras todos los días para poder llegar a un buen diseño para él. Espero que al menos me mire de forma favorable.
De vuelta en Puerto Esmeralda, Melinda recibió una llamada de Jesica.
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-Por el amor de Dios, tenemos que reunirnos y tomar un cafe.
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