Capítulo 53 Lo siento, mami
-Mami.
Ay no, esto es malo. No quiero que peleen..
-Deberías irte. Esto es entre mi papi y yo, no tú
-¿Qué? ¡Tú eres mi hijo! Claro que tiene que ver conmigo. -Melinda se acercó al hombre y argumentó-Solo tiene seis años. Claro que va a cometer errores. No puedes solo desahogarte con él porque estás molesto. El solo es un niño, ino puedes ser más flexible?
Santiago la miró con frialdad.
-El es tu hijo, como dices. Entonces, pregúntale lo que hizo.
-¿Qué pudo hacer un niño? Solo tiene seis.
La mujer se quedó sin palabras, Ella confiaba en que su hijo no haría nada. Samuel ya no podía soportarlo. No queria que sus padres pelearan.
-Quiero que mis padres se unan, no lo contrario.
En silencio, dijo:.
-Lo siento, papi. No quise infiltrarme en tu estudio y meterme en tu computadora. Lo siento.
Melinda se quedó aturdida y miró a su hijo incrédula..
-¡Samuel!
-Lo siento, mami-dijo el niño con honestidad-. No volverá a pasar.
Al final, ella entendió por qué Santiago se habia enojado tanto. Ella también se habría enojado de estar en su lugar.
-Vendrás conmigo, niño! -Ella jaló a Samuel de la oreja y lo arrastró lejos.
-¡Auch! ¡Auch! ¡Auch!
Casi lo levantó del piso al tomarlo de la oreja. Pamela y Santiago se quedaron impactados.
-No está actuando. Esto es real».
Fueron tras Melinda y Samuel solo para ver a la mujer entrar a la siguiente habitación y azotar la pueña. Con severidad, lo regaño:
-¿Crees que puedes cruzar limites solo porque eres listo? Eso te convierte en un criminal! Y pensaste que todos los demás son estúpidos. Ahora, ve lo que te pasa cuando piensas tan
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altamente así de ti mismo. La siguiente vez que hagas eso, te romperé las piernas.
-Lo siento, mami. -Samuel se estaba llenando de lágrimas, arrepentido-. Prometo que no lo volveré a hacer.
Los sollozos del niño hicieron que le tuviera lástima.
–
-¿Por qué lo hiciste? ¿Solo porque puedes? El baja la guardia porque esta es su casa. Melinda 1, eso es algo vio a su hijo con oscuridad-. Si ni siquiera puede sentirse a salvo en su propia casa, triste. Sigues diciendo que lo quieres como tu padre, pero no actúas como debería hacerlo un hijo. Al menos deberías mostrarle un poco de respeto.
-Lo siento.
Samuel por fin se dio cuenta de que estaba equivocado-. Cuando fui a la compañía escuché que estaban hablando de un proyecto. Un diseño que papi de verdad quiere hacer bien. Quise saber más para que tú pudieras hacer algo, así podrian volverse más cercanos. -El alzó la vista con los ojos llenos de lágrimas-. De verdad quiero que seamos una familia. Una familia real, no una arreglada.
Algo se movió dentro de Santiago cuando escuchó eso. Vio lo que Samuel había hecho y el niño solo revisó los documentos sobre ese proyecto de diseño.
-El tiene a su equipo de diseñadores, no me necesita a mi-dijo Melinda-. Recuerda que no importa lo talentoso o capaz que seas, siempre debes respetar a todos los demás. Todos tienen derecho a la privacidad, entiendes?
-Si, lo entiendo. No lo volvere a hacer.
La disculpa genuina de Samuel calmó su ira.
Disculpate con él. Yo no hablaré bien de ti.
Ella abrió la puerta y vio a Samuel y a Pamela afuera, para su sorpresa. Pamela se giró y dijo de forma genuina:
-Lo siento, papi. Yo también ayudé, pero te prometo que no lo volveré a hacer.
Antes de que Santiago pudiera decir algo,
Samuel hizo una reverencia.
-Lo siento, papi. Puedes castigarme, pero por favor, deja ir a Pamela. Ella no tiene nada que ver
con esto.
Melinda los vio y se fue. Ella no quería ser parte de eso. Santiago la vio irse. Ya no regañó a los niños. Estaba seguro de que no volverian a cometer el mismo error.
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