Capítulo 49 Preocupate de tus asuntos.
-Bien, no te enamores de mi, porque yo no me enamoraré de ti-dijo Melinda con terquedad.
Santiago volvió a sostener su móvil en alto.
-No te preocupes, yo tampoco me enamoraré de ti.
-Bien-respondió ella-. Entonces tenemos un acuerdo.
-Este es un desco de los niños. -Santiago tomó otra foto-. Diez fotografias en el parque de diversiones.
Unas alarmas comenzaron a sonar en la cabeza de Melinda, y se detuvo en seco.
-¿Así que este viaje es solo para cumplir sus deseos?
-Si. ¿Pensaste que era algo más?-preguntó Santiago.
-Bueno, esto es incómodo-.
Melinda pensó que eso era vergonzoso. Intercambiaron una mirada. Isaac comenzó a sentir un poco de pánico..
-No, no lo están haciendo por los niños. Solo digan que se gustan. señor, usted no se habria subido a la montaña rusa de no ser por la señora. Pudo solo haber dicho que no..
Una pausa cayó sobre ellos y Melinda frunció el ceño, mientras un toque de tristeza crecia en su corazón.
-En serio pensé que en realidad queria salir conmigo en una cita-.
Habia un bar cerca del parque de atracciones. Tenia un diseño simple y las paredes estaban pintadas con colores básicos: negro, blanco y gris. No todos los bares debian tener una pista de baile. Ese bar era simple y con un estilo setentero.
Mónica entró y se pidió un coctel. Se sentó en una esquina silenciosa, escuchando la canción reproducía el gramófono.
-Like strawberry wine and seventeen. The hot July moon sate everything. My first taste of love, oh bittersweet-
que
Era una canción vieja, pero que quedaba con la situación. Sintió la tristeza correr dentro de ella. Era inaceptable que Santiago estuviera con Melinda. Ella no podia perderlo, no podia desenamorarse de él sin importar cuánto lo intentara. Desde el momento en el que renació, vivia solo por el.
Se tomo la mitad de su coctel, y la sensación ardiente le llevó lágrimas a los ojos. De repente, el sonido de un vidrio al romperse perforo el aire, y todos los clientes vieron en dirección al sonido.
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Quedaron impactados.
-Oye, ella solo está tratando de hacer su trabajo, ¿por qué la tocaste? -Un joven estaba apuntando a otro que estaba sentado en el sillón-. No significa no, así que déjala.
La papada del hombre tembló. Lanzó a la mesera asustada lejos de él y se levantó, listo pelearse.
-Ocupate de tus asuntos, niño! -Le arrojó un puño al chico.
para
El chico se movió rápido, era obvio que habia entrenado para lidiar con esa situación. Los hombres se pusieron a pelear por la mujer, y los sonidos de cómo partian los muebles hizo eco por la habitación. Corrian por el bar mientras peleaban, haciendo que los demás comensales huyeran. Poco después, llegaron guardias de seguridad para detener la pelea e incluso algunos de ellos llamaron a la policia.
Mónica sintió que el corazón le daba un vuelco cuando vio quién era el muchacho. Se levantó rápido y se aproximo a él.
iDetente ahora, Marcelo!
El chico se giro y el medio segundo de distracción fue todo lo que el gordo hombre necesitó, Su puño calló directo en la nariz de Marcelo.
-¡Marcelo! Mónica se sorprendió.
Marcelo se tambaleó hacia atrás y le salió sangre de la nariz. Se la cubrió con la mano.
-¡Marcelo! Mónica avanzo y lo sostuvo ¿Estás bien?
Los guardias llegaron y retuvieron al hombre regordete mientras Mónica sacaba pañuelos de su bolsa para detener el sangrado de la nariz de Marcelo. Veinte minutos después, todos estaban en el departamento de policía.
-Llama a tu familia para que pague tu fianza, El bar perdió quince grandes por tu pelea Encárgate de eso después-dijo el policia de forma solemne.
-Oye, eso es su culpa. -Marcelo apuntó al hombre regordete, ahora medio desnudo, con enojo El fue quien estaba acosando a la pobre mesera. Ella ya le estaba diciendo que no, así que solo la ayudé. El lanzó el primer golpe.
El hombre gordo trató de soltar otro puñetazo.
-Oye/locúpate de tus asuntos, bribón!
El policia lo jaló hacia atrás y le advirtió:
-Siéntate. Estás en una estación de policia.
Los oficiales los interrogaron por separado. Marcelo y Mónica fueron llevados a la sala de espera.
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Marcelo se estaba presionando la nariz con un pañuelo. Su sangrado se habia detenido y rechazó la oferta de Mónica de llevarlo al hospital. El hombre grueso dijo com
interrogatorio:
arrogancia en el
-El metió la nariz donde no le incumbe. Es un bar. Es normal coquetear.
Preocupada, Mónica extendió la mano.
-Dame tu móvil..
Marcelo sostuvo su nariz y no dijo nada, como si no la hubiera escuchado. Tampoco volteo a verla. La terquedad estaba escrita por todo su rostro,
-Ahora ordenó Mónica.
Si ella hubiera sido quien hizo la llamad
Santiago no habria contestado,