No te quedarás con él Capítulo 26

No te quedarás con él Capítulo 26

Capítulo 26 ¿Está enojado conmigo? 

Santiago solo permitia estar a su lado a gente en la que pudiera confiar. Por lo tanto, demostraba que en verdad valoraba a la familia. Por los niños, estaba dispuesto a llevar a Melinda de vuelta a Puerto Esmeralda antes de averiguarlo todo. 

1 Fabio. 

-¡Volvamos a Valle Dorado, mamá! Quiero ver a Belén y a 1 

-¡Yo también quiero volver, mami! ¡Ya recogi mis cosas! 

Melinda vio que los niños bajaban alegres y suplicantes. Como aquel dia hacía un clima estupendo, decidió volver a Valle Dorado. Habían salido del pueblo con prisa en aquella ocasión, asi que no llegaron a despedirse de los vecinos. 

—¿Necesita usar el auto, señora? 

-No hace falta, tomaré un taxi. Será mejor que pasemos desapercibidos. 

Por la tarde, el teléfono de la sala de Puerto Esmeralda empezó a sonar. Gael respondió y dijo: 

-Hola, Señor Falcó. 

almorzado?-preguntó 

-¿Qué hacen los niños? ¿Han almorzado? -preguntó Santiago con cariño a pesar de su apretada agenda. 

-La señora trajo a los niños a Valle Dorado a visitar a unos viejos amigos. No comieron en casa contestó Gael. 

-¿Qué?-cuestionó Santiago con frialdad. Acabas de decir que volvieron a Valle Dorado? 

-Si. 

Un momento después, Melinda, que estaba limpiando las hierbas con Fabio, escuchó sonar su móvil. Lo agarró y se dio cuenta de que era Santiago. 

-Déjame contestar esta llamada. 

En cuanto se conectó la llamada, el hombre preguntó: 

-¿Quién te dijo que llevaras a los niños a Valle Dorado? Si pasa algo, ¿quién se hará responsable? 

-Han estado conmigo durante seis años, y nunca ha pasado nada serio. ¿Y qué si los traigo de vuelta a Valle Dorado? 

-Ahora es diferente-refutó Santiago-. Todo el mundo sabe que son mis hijos. ¿Seguro que has considerado todas las incertidumbres? 

Ante eso, se quedó muda. 

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Quédate ahi. He pedido a algunas personas que te recojan. A partir de ahora, no te los puedes volver a llevar sin mi permiso.. 

-¡Eh, también son mis hijos! 

Justo cuando Melinda se disponia a replicar, el hombre colgó la llamada. Un rato después, un auto de lujo entró en el pueblo y se detuvo delante de la casa. Al abrir la puerta, Gael salió del vehículo. 

-El Señor Falco me encargó que viniera por usted ya los niños, señora-dijo Gael con respeto. 

Tal vez le preocupaba que la mujer pudiera resistirse, por eso había traido consigo a varios guardaespaldas. Melinda y los niños se despidieron de Fabio y entraron en el auto. 

-Señorita Melinda. 

Fabio parecia negarse a separarse de ella. 

Parece que su vida ahora es terrible, ni siquiera tiene un ápice de libertad. 

Melinda sonrió y le alborotó el cabello. 

-Volveré otra vez mañana. Solo los estoy llevando de regreso ahora. 

-¿Podrás volver otra vez? -preguntó Fabio preocupado. 

-Si 

En el camino de regreso, Melinda lo pensó un poco y volteó para mirar a Gael. 

-¿Está enfadado conmigo? 

-El Señor Falco solo está preocupado por su seguridad. -Gael esperaba poder entender la preocupación de Santiago-. Samuel y Pamela son importantes, así que necesitan guardaespaldas a su lado todo el tiempo. Además, tenemos que informar al Señor Falcó cada vez que salgan. 

Mientras Melinda se quedaba sin habla, el hombre mayor prosiguió.. 

-El Señor Falcó solo quiere asegurarse de que los chicos no caigan en peligro. 

El auto se detuvo en el patio de Puerto Esmeralda. Cuando Melinda salió del vehiculo, vio a lo lejos el Lamborghini del hombre. 

-¿Ya ha vuelto?.. 

En cuanto entró a la estancia, el ambiente le pareció angustioso. Santiago cruzó las piernas. mientras se sentaba en el sofa. Miraba a la mujer con sus ojos de águila, como si hubiera hecho algo imperdonable. Al notar la furia del hombre, Sonia llevó rápido a los niños arriba. Melinda se quedó en la estancia y miró al hombre con calma. 

-¿Acaso era necesario que volviera del trabajo y se ocupara de un asunto tan insignificante?», 

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-Tu acción los puso a todos en peligro. -Santiago estaba disgustado mientras la miraba con el ceño fruncido- ¿Te has dado cuenta? 

-Creo que no. Los niños crecieron en Valle Dorado. Llevan seis años alli, asi que no es un lugar peligroso. Es natural que quisiéramos despedirnos de nuestros amigos-respondió Melinda. 

Santiago se levanto del sofá y la miró con expresión sombría. Negándose a discutir con el hombre, Melinda dijo: 

-Se lo que quiere decir. Tendré cuidado a partir de ahora, 

-No es eso lo que te pido -rebatió él-. Quiero que te asegures de que no vuelva a ocurrir. 

Ella se calló ante eso. Mientras tanto, Santiago la miró y se acercó a ella. 

-Lo entiendes? 

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Score 9.3
Status: Ongoing Type: Author: Artist: , Released: December 22, 2023 Native Language: Spanish

How To Read Novela Leer No te quedarás con él (Melinda y Santiago) Novela en línea 

Melinda es abusada por un Santiago pasado de copas en un evento de recaudación. Ella se va a vivir a un pueblo donde da a luz a sus dos hijos gemelos, Samuel y Pamela quienes buscan a su padre cuando crecen, pues no aguantan la burla de los demás por no conocerlo. Cuando logran conocerlo, Santiago le quita los hijos a Melinda y esta va a buscarlos en la Mansión Falcó llegando a una tregua con Santiago, la cuál consistía en casarse con él. La madre de Santiago se opone a esta relación, al igual que Mónica, la supuesta actual novia de Santiago. Santiago no puede comer alimentos sólidos por una enfermedad gastrointestinal que tiene, se alimenta de suplementos, pero se da cuenta que la comida de Melinda no le hace daño, haciendo que la busque y que todos crean que se trata de un chef internacional. Santiago empieza a enamorarse de Melinda, haciendo cosas como irracionales y fuera de lugar para todos los demás.
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No te quedarás con él - Samuel y Pamela

En la cena benéfica se reunían personas prominentes y adineradas, y las deslumbrantes linternas parpadeaban sin cesar. También se desarrollaba una acalorada batalla en una lujosa suite situada sobre el salón. —¡No! —exclamó horrorizada Melinda Pardo. Luego, una mano gigante le agarró la muñeca. Tras perder el equilibrio, fue arrojada sobre una suave cama, y un cálido cuerpo la cubrió por detrás. —¿Qué haces? Suéltame. Al darse cuenta de las intenciones del hombre, Melinda forcejeó desesperada, pero el hombre venció rápido toda su resistencia. Su cintura se levantó de repente antes de que le siguiera un dolor agudo, haciendo que el rostro de Melinda se pusiera pálido. Al sentir su resistencia, el hombre hizo una breve pausa para besar su esbelto cuello y la tranquilizó con voz ronca. —Te compensaré.
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