Capítulo 17 Grandes problemas
Después de que los niños se fueron, Mónica se quedó allí como si hubiera perdido el alma, sin una sonrisa más en el rostro. Por sorpresa, Santiago no sintió asco, igual que podia comer aquella pasta de huevo y tomate. A pesar de llevar años sin comer nada, podía comer lo que ella preparaba. Le daba la sensación de haber renacido.
-No creo que te hayas casado. ¿Cómo pudiste ocultar un matrimonio durante siete años? Mónica queria una respuesta para consolarse,
Si no hay nada más, ya puedes irte -dijo él, ignorando su tristeza y angustia-. Haré que el departamento de diseño presente una propuesta para el proyecto de joyería personalizada de la Familia Real del Reino de Brundela. No tienes que preocuparte por eso.
Por favor, responde mi pregunta. -Ella luchó por controlar sus emociones-. No es posible que ocultes tu matrimonio, ¿verdad? Solo que no quieres casarte tan pronto y vivir según los deseos de la Señora Falcó, asi que montaste todo esto, ¿verdad?
Tras cerrar el portátil, se levantó y se marchó con pasos fríos y firmes. Sin mirar atrás, se alejó con las manos en los bolsillos, sin molestarse en tratar con ella. Atrás quedó Mónica, apretando los dientes mientras vigilaba su espalda, sintiendo una oleada de resentimiento en el pecho.
-¿Es imposible que tenga su corazón, por mucho que lo intente? No puede ser. No puedo fracasar; no puedo rendirme asi-.
En Bahia Roja, había una vieja casa con un ambiente sereno adecuado para la recuperación. Adentro estaba Jenifer Falcó, en el centro del salón, vestida con una bata blanca de manga larga y una delicada máscara de medio rostro. Tras mirar la información que sus subordinados habian encontrado sobre Melinda, se puso tan furiosa que su pecho se convulsionó.
-¡Un lider comunitario de un pueblo pobrel-Jenifer golpeó furiosa los documentos contra la mesita. ¿Santiago se ha vuelto loco?!
El periódico de la mesita mostraba fotos y un reportaje del anuncio de su hijo de la noche anterior.
-¡Nunca permitiré que una mujer sin estatus entre en la Familia Falcó! -Se agitó con tal ferocidad que se sintió inestable sobre sus pies. Al ver eso, su empleada, Estefania, rápido la apoyo. Por favor, no se enfade, Señora Falcó. Solo dañará su cuerpo.
Y esos dos niños salidos de la nada, ¿cómo es posible que sean de Santiago? ¡Eso es ridiculo!- Mientras miraba con fiereza los desordenados documentos sobre la mesa, bramó—: ¡Llamen a
a mujer! ¡Ahora!
-Si, Señora Falcó.
Mientras tanto, Melinda tomaba el sol en el patio de Puerto Esmeralda, sentada en un columpio y
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deprimida por el futuro.
¿Cómo se atreve a enviarme un mensaje amenazador exigiéndome que haga sopa de pollo. incluso que les pida a los niños que se la lleven a su despacho a la hora que él quiera? ¿Qué actuación está montando otra vez? Hoy ni siquiera me atrevo a ver el televisor ni a consultar el móvil. ¿Por qué no controla el telediario cuando está armando tanto escándalo? En verdad no sé en qué está pensando
En ese momento sono su móvil, interrumpiendo sus pensamientos. Miró la pantalla y vio un número desconocido. En cuanto contestó, la persona que llamaba le preguntó en tono enérgico:
-¿Eres Melinda?
-¿Quién es usted?
-Soy la madre de Santiago. La voz de la mujer era fría y dominante-. He visto las noticias. Quiero conocerte. Ven a Bahia Roja.
-¿Qué quiere de mi? -Melinda preguntó con calma.
-¿Qué quiero? -Jenifer odió su actitud y ladro-: ¡Por supuesto, es para averiguar la relación. entre tú y mi hijo! ¿Cómo pudiste tener un hijo suyo? ¿Y mantuviste el matrimonio en secreto durante siete años? ¿A quién crees que engañas con esas tácticas? ¡Solo hace dos dias que tienes el certificado de matrimonio! Deja de decir tonterías y ven aquí ahora mismo.
Tras decir esto, Jenifer colgo el móvil, sin dejar margen a Melinda para negarse. Sin embargo, Melinda no era de las que se dejaban presionar
-Señora, su té.
Cuando Melinda se dio la vuelta, encontró a Gael de pie detrás de ella, sin saber cuándo habia llegado. Mientras Gael le entregaba el té, le dijo:
-Señora, quizá debería hablar con el Señor Falcó sobre que la Señora Falcó preguntara por usted.
Le preocupaba que ella no fuera capaz de manejar a Jenifer, ya que Jenifer tenia un temperamento peculiar.
-De acuerdo.
En realidad, no tenia ningún conflicto porque no tenía intención de ir, pero después de que Gael se marchara, siguió llamando al numero de Santiago. En ese momento, Santiago estaba en una sala de reuniones cuando vio que su móvil, que estaba en modo silencio, se iluminaba con el nombre de ella. Levantó el móvil y deslizó su largo dedo sobre el botón para responder. Era la primera vez que contestaba a una llamada durante una reunión. Al saber que su madre buscaba a Melinda, separó sus finos labios.
-No vayas sola. Te llevaré a cenar esta noche. Prepárate un poco y preguntale antes a Gael por mi madre. Ahora estoy en una reunión, espera a que vuelva si hay algo más.
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Mientras tanto Melinda estaba selada en un columpio, tomando un té de jengibre. Se sentia dolorida y avergonzata mientras los detalles de la noche anterior andaban sa mente. No muy Jejos, un Bentley to detuvo y tan pronto come Monica salo del aute vio a Melinda Con una mirada fria, arta Melinda con pasos decididos
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