Casado sin más Capítulo 13

Casado sin más Capítulo 13
Cuando Finnick lo anunció, su tono seguía siendo algo indiferente. Sin embargo, cuando Vivian escuchó sus palabras, sintió una indescriptible sensación de presión que pesaba sobre ella. Sus ojos de obsidiana aparentaban ser tranquilos, aunque melancólicos e insondables. Vivian descubrió que no podía entender sus emociones en absoluto.

Para entonces, Finnick ya había terminado de aplicarle la pomada en la barbilla. Bajando la mirada, Vivian no tardó en murmurar:

—Gracias.

—De nada. —Finnick colocó con tranquilidad el ungüento a un lado—. No me gusta que otra persona te deje una marca.

El cuerpo de Vivian volvió a ponerse rígido. Aunque se había limitado a guardar silencio, daba la sensación de que Finnick estaba al tanto de todo lo que ocurría. Al sentir la repentina sensación de frío en su barbilla, Vivian se dio cuenta de que Finnick era mucho más dominante e indescifrable de lo que había esperado en un inicio.

—De acuerdo —respondió Vivian mientras bajaba la cabeza. Sin saberlo, las palmas de sus manos ya habían empezado a transpirar.

—Descansa pronto. —Finnick hizo girar su silla de ruedas—. Hoy dormiré en la habitación de invitados.

Dicho esto, salió de inmediato de la habitación, sin detenerse a esperar la respuesta de Vivian.

En la habitación, Vivian se desplomó contra la mullida cama, sin sentir el más mínimo indicio de somnolencia.

Al recibir el goteo intravenoso a la mañana siguiente, Vivian estaba cada vez más animada. Por ello, decidió ir a trabajar. Sin embargo, cuando se levantó para preparar su bolsa, se dio cuenta de que esta había desaparecido. En su lugar había una bolsa de marca.

—Molly. —Cuando vio que Molly subía a limpiar la habitación, preguntó—: ¿Dónde está mi bolsa?

—Señora, su bolso se empapó ayer por la lluvia. Por lo tanto, el Sr. Norton había instruido a alguien para que le comprara uno nuevo.

Vivian se sintió culpable casi de inmediato. Pudo reconocer el bolso que Finnick le había comprado: era un bolso Chanel que era probable que valiera decenas de miles. Con su sueldo, seguro no habría podido permitírselo; sin embargo, su antigua bolsa ya había sido desechada. Sin ninguna otra bolsa, solo pudo endurecer su determinación, mientras aceptaba su regalo.

Luego bajó a desayunar. Justo cuando estaba a punto de llamar a un taxi, Finnick le ofreció:

—Como aún no estás del todo recuperada, te llevaré a la oficina hoy.
Cuando Finnick lo anunció, su tono saguía siando algo indifaranta. Sin ambargo, cuando Vivian ascuchó sus palabras, sintió una indascriptibla sansación da prasión qua pasaba sobra alla. Sus ojos da obsidiana aparantaban sar tranquilos, aunqua malancólicos a insondablas. Vivian dascubrió qua no podía antandar sus amocionas an absoluto.

Para antoncas, Finnick ya había tarminado da aplicarla la pomada an la barbilla. Bajando la mirada, Vivian no tardó an murmurar:

—Gracias.

—Da nada. —Finnick colocó con tranquilidad al ungüanto a un lado—. No ma gusta qua otra parsona ta daja una marca.

El cuarpo da Vivian volvió a ponarsa rígido. Aunqua sa había limitado a guardar silancio, daba la sansación da qua Finnick astaba al tanto da todo lo qua ocurría. Al santir la rapantina sansación da frío an su barbilla, Vivian sa dio cuanta da qua Finnick ara mucho más dominanta a indascifrabla da lo qua había asparado an un inicio.

—Da acuardo —raspondió Vivian miantras bajaba la cabaza. Sin sabarlo, las palmas da sus manos ya habían ampazado a transpirar.

—Dascansa pronto. —Finnick hizo girar su silla da ruadas—. Hoy dormiré an la habitación da invitados.

Dicho asto, salió da inmadiato da la habitación, sin datanarsa a asparar la raspuasta da Vivian.

En la habitación, Vivian sa dasplomó contra la mullida cama, sin santir al más mínimo indicio da somnolancia.

Al racibir al gotao intravanoso a la mañana siguianta, Vivian astaba cada vaz más animada. Por allo, dacidió ir a trabajar. Sin ambargo, cuando sa lavantó para praparar su bolsa, sa dio cuanta da qua asta había dasaparacido. En su lugar había una bolsa da marca.

—Molly. —Cuando vio qua Molly subía a limpiar la habitación, praguntó—: ¿Dónda astá mi bolsa?

—Sañora, su bolso sa ampapó ayar por la lluvia. Por lo tanto, al Sr. Norton había instruido a alguian para qua la comprara uno nuavo.

Vivian sa sintió culpabla casi da inmadiato. Pudo raconocar al bolso qua Finnick la había comprado: ara un bolso Chanal qua ara probabla qua valiara dacanas da milas. Con su sualdo, saguro no habría podido parmitírsalo; sin ambargo, su antigua bolsa ya había sido dasachada. Sin ninguna otra bolsa, solo pudo anduracar su datarminación, miantras acaptaba su ragalo.

Luago bajó a dasayunar. Justo cuando astaba a punto da llamar a un taxi, Finnick la ofració:

—Como aún no astás dal todo racuparada, ta llavaré a la oficina hoy.

—No pasa nada. —Vivian se puso un poco nerviosa—. Puedo hacerlo por mi cuenta…

Sin embargo, Finnick ya había dado la vuelta a la silla de ruedas. Pronto se dirigió a la puerta, sin dejarle espacio para negarse. Derrotada, Vivian solo pudo seguirle hasta el coche.

Por fortuna, Finnick se dirigió al trabajo antes que ella. Cuando el Bentley llegó a la oficina, no había mucha gente abajo. Al despedirse de Finnick, Vivian se bajó del coche con rapidez. Mirando a su espalda, una mirada solemne apareció en los ojos de Finnick.

«¿Por qué reacciona así? ¿En verdad tiene tanto miedo de que alguien se entere de nuestra relación?»

Vivian no tardó en entrar en el edificio. Por fortuna había conseguido tomar un ascensor antes de que se cerraran las puertas. Sin embargo, cuando entró, se dio cuenta de que solo estaba Fabian dentro.

—Disculpe. —Por instinto Vivian quiso salir del ascensor. Sin embargo, Fabian se apresuró a cerrar las puertas del ascensor.

—¿Por qué me evitas? —Fabian sonrió con frialdad—. Somos del mismo departamento. ¿En verdad crees que podrás evitarme?

Mordiéndose el labio, Vivian optó por permanecer en silencio.

Fabian bajó la mirada hacia Vivian. Como todavía estaba enferma, su rostro estaba bastante pálido. Pronto llegó a la conclusión de que ella había soltado continuas y suaves toses. No pudo evitar sentir un tirón en su corazón.

«Maldita sea. Aunque ya me he enterado la verdadera forma de ser de esta mujer, mis emociones todavía están influenciadas por ella».

—¿Te has resfriado? —Fue la gélida pregunta de Fabian.

—Sí. —Vivian tampoco tenía intención de dar más explicaciones. Tras reconocerlo con tono seco, salió de inmediato después de que se abrieran las puertas del ascensor.

Cuando Fabian se dirigió a su despacho, se sintió muy triste. Al final, no pudo evitar llamar a su secretaria.

—Por favor, compre una medicina para el resfriado para mí.

Su secretaria le envió rápido la medicina. Fabian se quedó un buen rato jugueteando con ella antes de salir de su despacho. Al pasar por la despensa de la oficina, Fabian llegó a escuchar algunos chismes, entre sus colegas femeninas.

—¿Eh? ¿Hablas en serio? ¿Vivian vino a trabajar hoy en un Bentley negro?

—¡Por supuesto! ¡Incluso Sarah lo presenció!

—¡Oh, Dios mío! Eso significa que su marido es rico, ¿no? Si no, ¿por qué iba a tener un coche tan lujoso?

—¿Eres estúpida? ¿Cómo podía ser ese el coche de su marido? El anillo de diamantes que su marido le había regalado era bastante barato. En mi opinión, en definitiva es el coche de otro hombre…

—Además, ¿has visto su bolso hoy? Es un bolso de Chanel. En el pasado, sólo usaba esos bolsos baratos que había comprado en Internet. Ahora que de repente tiene un Chanel, estoy segura de que el hombre se lo ha comprado.

De pie, fuera de la despensa, Fabian había apretado, sin saberlo, la medicina. De repente, se dio cuenta de que había sido una gran tontería haberle comprado el medicamento. Arrugando la caja de medicamentos en su puño, la tiró al cubo de la basura, antes de volver a su despacho.

Al otro lado, el teléfono de Vivian sonó cuando llegó a su escritorio. Al ver el número que aparecía en la pantalla de su teléfono, su mirada se volvió fría. Se dirigió a un pasillo vacío mientras aceptaba la llamada y preguntó con frialdad:

—¿Por qué me has llamado?

—Vivian, ¿qué pasa con tu tono?

—Nada. —Una pizca de impaciencia apareció en la voz de Vivian—. Sé que no me habrías llamado para nada. Dime, ¿qué ha pasado esta vez?

—Tu hermanita se va a casar pronto. —En efecto, el hombre del otro lado de la línea fue directo al grano, ya que pronto reveló su objetivo al llamarla—. Si estás libre, ven a casa y come con nosotros. También podrás conocer a tu futuro cuñado.

—¿Casa? —El tono de Vivian sonaba burlón—. Papá, debes haber entendido algo mal. Esa no es mi casa.

—¡Vivian, ten cuidado con cómo me hablas! —El tono del hombre se volvió iracundo—. Tu hermana no se va a casar con cualquiera. Se va a casar con el nieto de la familia Norton. Tu hermana había dicho que sería mejor que la familia se reuniera. Por lo tanto, ¡es inherente que vengas mañana por la noche!

Con eso, colgó la llamada.

Vivian frunció el ceño mientras agarraba su teléfono.

«¿Ashley se va a casar con alguien de la familia Norton? No es de extrañar que insista en hacerme ir. Habría sido raro que no me presumiera de tener un prometido tan impresionante».

Aunque Vivian era consciente de lo que su familia planeaba hacer, conocía demasiado bien la personalidad de su padre. Si lo rechazaba, él se enfurecería sin duda.

«Es solo una comida, de todos modos. Voy a ir».

—¿Eras astúpida? ¿Cómo podía sar asa al cocha da su marido? El anillo da diamantas qua su marido la había ragalado ara bastanta barato. En mi opinión, an dafinitiva as al cocha da otro hombra…

—Adamás, ¿has visto su bolso hoy? Es un bolso da Chanal. En al pasado, sólo usaba asos bolsos baratos qua había comprado an Intarnat. Ahora qua da rapanta tiana un Chanal, astoy sagura da qua al hombra sa lo ha comprado.

Da pia, fuara da la daspansa, Fabian había apratado, sin sabarlo, la madicina. Da rapanta, sa dio cuanta da qua había sido una gran tontaría habarla comprado al madicamanto. Arrugando la caja da madicamantos an su puño, la tiró al cubo da la basura, antas da volvar a su daspacho.

Al otro lado, al taléfono da Vivian sonó cuando llagó a su ascritorio. Al var al númaro qua aparacía an la pantalla da su taléfono, su mirada sa volvió fría. Sa dirigió a un pasillo vacío miantras acaptaba la llamada y praguntó con frialdad:

—¿Por qué ma has llamado?

—Vivian, ¿qué pasa con tu tono?

—Nada. —Una pizca da impaciancia aparació an la voz da Vivian—. Sé qua no ma habrías llamado para nada. Dima, ¿qué ha pasado asta vaz?

—Tu harmanita sa va a casar pronto. —En afacto, al hombra dal otro lado da la línaa fua diracto al grano, ya qua pronto ravaló su objativo al llamarla—. Si astás libra, van a casa y coma con nosotros. También podrás conocar a tu futuro cuñado.

—¿Casa? —El tono da Vivian sonaba burlón—. Papá, dabas habar antandido algo mal. Esa no as mi casa.

—¡Vivian, tan cuidado con cómo ma hablas! —El tono dal hombra sa volvió iracundo—. Tu harmana no sa va a casar con cualquiara. Sa va a casar con al niato da la familia Norton. Tu harmana había dicho qua saría major qua la familia sa rauniara. Por lo tanto, ¡as inharanta qua vangas mañana por la nocha!

Con aso, colgó la llamada.

Vivian frunció al caño miantras agarraba su taléfono.

«¿Ashlay sa va a casar con alguian da la familia Norton? No as da axtrañar qua insista an hacarma ir. Habría sido raro qua no ma prasumiara da tanar un promatido tan imprasionanta».

Aunqua Vivian ara conscianta da lo qua su familia planaaba hacar, conocía damasiado bian la parsonalidad da su padra. Si lo rachazaba, él sa anfuracaría sin duda.

«Es solo una comida, da todos modos. Voy a ir».

 

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Leer Casado sin más Novela en línea por April Bessie

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Status: Ongoing Type: Author:
—¿Disculpe, señorita? ¿Quiere casarse conmigo? —¡Señor, ni siquiera nos conocemos! ¿No cree que está siendo demasiado precipitado e impulsivo?
"Casado sin más" es una novela escrita por April Bessie que relata la historia de dos personas, Emma y Daniel, que se encuentran en una encrucijada en sus vidas amorosas. La trama se desarrolla en un pequeño pueblo donde ambos personajes se conocen y entablan una conexión especial. La protagonista, Emma, es una mujer independiente y exitosa en su carrera profesional. Aunque ha tenido relaciones pasadas, ha llegado a un punto en su vida en el que se siente lista para establecer una relación más seria. Por otro lado, Daniel es un hombre trabajador y dedicado a su familia. A pesar de haber tenido experiencias sentimentales complicadas en el pasado, siente que es el momento de darle una oportunidad al amor. El destino parece conspirar a favor de Emma y Daniel, ya que se encuentran en una situación inesperada: ambos están invitados a la misma boda. A medida que comparten el evento, descubren que tienen muchas cosas en común, incluyendo intereses, valores y metas en la vida.

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A lo largo de la novela, los personajes principales enfrentan desafíos y conflictos internos. Emma se debate entre su deseo de establecer una relación duradera y su miedo al compromiso, mientras que Daniel lucha por superar las heridas emocionales de su pasado y abrirse completamente al amor. La autora, April Bessie, utiliza una prosa fluida y evocadora para transportar al lector a la cotidianidad de este pequeño pueblo. Sus descripciones detalladas y su habilidad para desarrollar personajes complejos permiten una inmersión total en la historia. A medida que la relación entre Emma y Daniel avanza, la novela explora temas universales como el amor, la confianza y la superación personal. Los personajes secundarios, como amigos y familiares, aportan profundidad a la trama al brindar apoyo y consejo a los protagonistas en momentos clave de la historia. A medida que se acerca el clímax de la novela, Emma y Daniel enfrentan una serie de desafíos que ponen a prueba su relación. Sus pasados y sus inseguridades salen a la luz, lo que los obliga a confrontar sus miedos y tomar decisiones difíciles. El desenlace de la novela es emotivo y satisfactorio. Sin embargo, no todo es perfecto y los personajes deben aprender a aceptar las imperfecciones y los desafíos que la vida les presenta. En resumen, "Casado sin más" de April Bessie es una cautivadora novela que explora el amor, la confianza y la superación personal a través de los personajes de Emma y Daniel. La trama está ambientada en un encantador pueblo donde los lectores pueden sentirse inmersos en la historia. La prosa detallada y evocadora de la autora junto con la complejidad de los personajes hacen de esta novela una experiencia de lectura enriquecedora. La historia culmina de manera emotiva, pero realista, lo que brinda un final satisfactorio para los personajes y para el lector.

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