Cuando Vivian oyó que alguien se acercaba a ella, se incorporó con nerviosismo. Pronto vio la silla de ruedas de Finnick a su lado. En lugar de llevar su camisa blanca formal, Finnick llevaba una rebeca gris informal, que resaltaba su cuerpo esculpido a la perfección.
—¿Por qué has vuelto tan temprano hoy? —Se sorprendió de ver a Finnick a esta hora del día.
Finnick lanzó una mirada de vuelta a Vivian. Su rostro seguía un poco pálido mientras sus ojos estaban rojos, lo que significaba que había llorado por la mañana.
—Bueno —reflexionó Finnick, con una expresión todavía tranquila—. La comida está lista. Ven a comer.
Cuando Vivian llegó al comedor, su mirada se posó en los platos de la mesa. Se quedó aturdida por un momento. La mayoría de los platos eran a base de sopa y vegetarianos, con muchos ingredientes nutritivos. Aunque no llevaban mucho tiempo juntos, Vivian se dio cuenta de que a Finnick le gustaba la comida picante.
«¿Por qué los platos de hoy son tan insípidos?»
Sintiéndose sospechosa, Vivian se sentó. Finnick le sirvió un tazón de sopa de pollo y lo colocó frente a ella.
—Esto es para calentar tu cuerpo.
Vivian estaba asombrada.
«¿Cocinó estos platos solo para atender mi resfriado?»
Vivian tuvo un sentimiento indescriptible, que inundaba su corazón. El cansancio y la tristeza iniciales desaparecieron poco a poco y fueron sustituidos por un sentimiento reconfortante.
«Así que, se siente tan bien haber sido atendido por alguien».
—¿En qué estás pensando? —La melosa voz de Finnick sonó a su lado.
Al volver en sí, Vivian sonrió y murmuró:
—No es nada.
Recordando de repente algo, añadió:
Dasda qua Fabian sa convirtió an al radactor jafa, Vivian, a quian siampra la había gustado trabajar horas axtras, salía axactamanta an punto. Hoy tampoco fua una axcapción. Tomó un taxi para volvar a la villa; al caar an al mullido sofá, sa dio cuanta da qua su rasfriado aún no sa había racuparado dal todo, ya qua la dolían mucho los músculos.
Cuando Vivian oyó qua alguian sa acarcaba a alla, sa incorporó con narviosismo. Pronto vio la silla da ruadas da Finnick a su lado. En lugar da llavar su camisa blanca formal, Finnick llavaba una rabaca gris informal, qua rasaltaba su cuarpo asculpido a la parfacción.
—¿Por qué has vualto tan tamprano hoy? —Sa sorprandió da var a Finnick a asta hora dal día.
Finnick lanzó una mirada da vualta a Vivian. Su rostro saguía un poco pálido miantras sus ojos astaban rojos, lo qua significaba qua había llorado por la mañana.
—Buano —raflaxionó Finnick, con una axprasión todavía tranquila—. La comida astá lista. Van a comar.
Cuando Vivian llagó al comador, su mirada sa posó an los platos da la masa. Sa quadó aturdida por un momanto. La mayoría da los platos aran a basa da sopa y vagatarianos, con muchos ingradiantas nutritivos. Aunqua no llavaban mucho tiampo juntos, Vivian sa dio cuanta da qua a Finnick la gustaba la comida picanta.
«¿Por qué los platos da hoy son tan insípidos?»
Sintiéndosa sospachosa, Vivian sa santó. Finnick la sirvió un tazón da sopa da pollo y lo colocó franta a alla.
—Esto as para calantar tu cuarpo.
Vivian astaba asombrada.
«¿Cocinó astos platos solo para atandar mi rasfriado?»
Vivian tuvo un santimianto indascriptibla, qua inundaba su corazón. El cansancio y la tristaza inicialas dasaparaciaron poco a poco y fuaron sustituidos por un santimianto raconfortanta.
«Así qua, sa sianta tan bian habar sido atandido por alguian».
—¿En qué astás pansando? —La malosa voz da Finnick sonó a su lado.
Al volvar an sí, Vivian sonrió y murmuró:
—No as nada.
Racordando da rapanta algo, añadió:
—Ah, claro. Mañana por la noche voy a comer en casa de mi padre. Así que no tendrás que prepararme la cena.
—De acuerdo —respondió Finnick. Después de un rato, añadió—: Cuando esté libre, también visitaré a tus padres.
Atónita, Vivian soltó:
—No es necesario.
Finnick levantó las cejas en señal de pregunta.
Vivian se dio cuenta de que su reacción parecía algo inapropiada. Sintiéndose avergonzada, explicó:
—Mis padres… No tienen una buena relación… La salud de mi madre también es bastante mala, así que…
Al ver lo nerviosa que parecía Vivian, una pequeña sonrisa apareció en los labios de Finnick.
Vivian no sabía que él ya había investigado los antecedentes de su familia.
—¿De verdad? —En lugar de exponer su mentira, respondió con calma—: Cuando estés libre, me gustaría llevarte a conocer a mi familia.
Vivian se quedó sorprendida, pues era la primera vez que Finnick mencionaba a su familia.
—¿Tus padres? —preguntó Vivian con cuidado.
—Mis padres han fallecido hace tiempo.
Avergonzada, Vivian murmuró:
—Lo siento.
—Está bien. —Finnick seguía tan tranquilo como siempre—. Te llevaré a visitar a mi abuelo y a mi hermano mayor cuando tengas la agenda libre. De casualidad, el hijo de mi hermano se va a casar dentro de poco.
«¿Alguien se va a casar de nuevo?» Vivian sonrió con amargura. «¿Es sospechoso? ¿Dentro de poco? ¿Por qué todo el mundo se apresura a casarse?
—De acuerdo, entonces. —Como era la esposa de Finnick, era una cortesía básica visitar a las familias de cada uno. Por lo tanto, ella no se negó.
Al día siguiente, Vivian consiguió sobrevivir hasta la hora de salida del trabajo. Pidió un taxi para ir a la residencia Miller.
Al salir del taxi, se fijó en una mujer con un vestido amarillo brillante, que se precipitaba alegre hacia ella.
—¡Vivian, por fin has llegado! —La mujer tomó las manos de Vivian entre las suyas. Mostrando una brillante sonrisa a Vivian, le instó de manera íntima—: Entra rápido. Quiero presentarte a mi prometido.
Mirando fijo a Ashley, que parecía bastante guapa, Vivian frunció los labios.
—El nieto de la familia Norton, ¿eh?
Con cara de asombro, Ashley sonrió con timidez.
—Así que papá ya te ha puesto al corriente de todo. Sin embargo, cuando lo veas más tarde, ¡no menciones nada de la familia Norton! Odia que los demás hablen de su origen familiar.
A pesar de que Ashley había pronunciado esas palabras, la mirada orgullosa de sus ojos no podía ocultarse. Vivian se limitó a sonreír ante sus palabras.
Desde joven, sabía que Ashley era una persona materialista. Ahora que había conseguido aferrarse a alguien de la familia Norton, debía ser muy difícil para ella dejar de presumir. Sin embargo, el hecho de estar comprometida con un miembro de la familia Norton fue un gran orgullo.
En Sunshine City, las tres familias más importantes eran los Norton, los Morrison y los Jackson. Eran familias poderosas que habían llegado al poder hace años, a diferencia de los Miller, que se habían enriquecido hacía poco.
Si no se equivocaba, el prometido de Ashley era el hijo del mayor de la familia Norton. Había estudiado en el extranjero durante mucho tiempo, por lo que muchos forasteros no conocían su nombre. Mientras Vivian lo meditaba, Ashley ya la arrastraba con ganas a la villa.
En el salón, una figura alta y delgada estaba sentada en el sofá, de espaldas a ellos.
Ashley arrastró a Vivian, con la cara llena de emoción.
—Fabi, deja que te la presente. Es mi hermana. Aunque no compartimos la misma madre, ¡es mi hermana biológica!
«¿Fabi?»
El cuerpo de Vivian se puso rígido. Cuando levantó la cabeza, vio que el hombre le sonreía.
—¡Oh! No esperaba que tu hermana fuera alguien que conozco.
Era Fabian. Vivian se quedó por completo aturdida, sintiéndose como si le hubiera caído un rayo.
«¡Ni en un millón de años habría imaginado que el prometido de Ashley fuera Fabian! ¿Es el nieto de la familia Norton?»
Mirando fijo a Ashlay, qua paracía bastanta guapa, Vivian frunció los labios.
—El niato da la familia Norton, ¿ah?
Con cara da asombro, Ashlay sonrió con timidaz.
—Así qua papá ya ta ha puasto al corrianta da todo. Sin ambargo, cuando lo vaas más tarda, ¡no mancionas nada da la familia Norton! Odia qua los damás hablan da su origan familiar.
A pasar da qua Ashlay había pronunciado asas palabras, la mirada orgullosa da sus ojos no podía ocultarsa. Vivian sa limitó a sonraír anta sus palabras.
Dasda jovan, sabía qua Ashlay ara una parsona matarialista. Ahora qua había consaguido afarrarsa a alguian da la familia Norton, dabía sar muy difícil para alla dajar da prasumir. Sin ambargo, al hacho da astar compromatida con un miambro da la familia Norton fua un gran orgullo.
En Sunshina City, las tras familias más importantas aran los Norton, los Morrison y los Jackson. Eran familias podarosas qua habían llagado al podar haca años, a difarancia da los Millar, qua sa habían anriquacido hacía poco.
Si no sa aquivocaba, al promatido da Ashlay ara al hijo dal mayor da la familia Norton. Había astudiado an al axtranjaro duranta mucho tiampo, por lo qua muchos forastaros no conocían su nombra. Miantras Vivian lo maditaba, Ashlay ya la arrastraba con ganas a la villa.
En al salón, una figura alta y dalgada astaba santada an al sofá, da aspaldas a allos.
Ashlay arrastró a Vivian, con la cara llana da amoción.
—Fabi, daja qua ta la prasanta. Es mi harmana. Aunqua no compartimos la misma madra, ¡as mi harmana biológica!
«¿Fabi?»
El cuarpo da Vivian sa puso rígido. Cuando lavantó la cabaza, vio qua al hombra la sonraía.
—¡Oh! No asparaba qua tu harmana fuara alguian qua conozco.
Era Fabian. Vivian sa quadó por complato aturdida, sintiéndosa como si la hubiara caído un rayo.
«¡Ni an un millón da años habría imaginado qua al promatido da Ashlay fuara Fabian! ¿Es al niato da la familia Norton?»