No te quedarás con él Capítulo 47

No te quedarás con él Capítulo 47

Capítulo 47 Miedo a las alturas 

Melinda estaba a centímetros de él, escuchando su corazón. 

No es tan distante como pensaba, pero ¿por qué no dice nada? Él me pidió salir con él… 

Santiago se mantuvo todo el camino en silencio, mirando hacia el frente con aire solemne. La atmósfera alrededor de él pareció tensarse. Melinda miró hacia afuera de la ventana, pensando: 

-Si está tan molesto respecto a la cita, ¿por qué me invitó a salir?-. 

Ambos estaban inmersos en sus pensamientos hasta que llegaron al parque de diversiones y el conductor abrió la puerta. Entonces, salieron del auto, 

El parque de diversiones y todas sus atracciones se alzaban frente a ellos. Era el fin de semana, asi que había muchos turistas adentro. La mayoría eran familias, pero también había parejas jóvenes. Se tomaban de las manos y compartian caricias en la cabeza. 

Santiago puso las manos en los bolsillos y miró la rueda de la fortuna, los columpios voladores, y la montaña rusa. Un ceño repentino se formó en sus cejas. 

-¿A qué te gustaría subirte? 

Melinda soltó: 

-A la montaña rusa. 

Aterrorizado, el conductor miró a Santiago. Santiago dijo: 

-Isaac, consiguenos unos boletos. 

-Si, señor. 

El conductor ni siquiera se atrevió a hablar sobre su preocupación. Esa era la primera vez que Melinda visitaba un parque de diversiones. No quiso llevarse a los niños porque habia atracciones más peligrosas y no queria que los niños hicieran nada demasiado extremo. Las montañas rusas eran una de las cosas que ella siempre habia querido probar. 

Sigo siendo joven de corazón.. 

Tomo los boletos de la mano de Isaac y la emoción corrió por sus venas. Antes de que Santiago. pudiera decir cualquier cosa, Melinda dijo: 

-Apuesto a que tú nunca te has subido a una montaña rusa, tampoco. 

-¿Y cómo sabes?-preguntó Santiago con calma. 

Melinda soltó: 

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-Porque no tuviste infancia. 

La tristeza fluyó a los ojos de Santiago. 

-Ya veo. Es trágico, pero tiene razón- 

Miró las vías. Era como un dragón que se retorcia y se deslizaba por el aire. Santiago respiró profundo y cerró los ojos. 

-Vamos. 

Entregaron sus boletos, se subieron a los asientos y se colocaron el cinturón de seguridad. Melinda estaba emocionada. 

Esta también es mi primera vez. No pude dejar venir a los niños conmigo así que… 

Santiago tenía los ojos cerrados. Cuando escuchó que la atracción comenzaba a moverse, se tensö yagarró el barandal. Podía sentir el aire golpeando su cara mientras el carrito subía más y más. Su cabello se estaba alborotando, y ni siquiera podia ver alrededor porque tenia los ojos cerrados. 

-Wiiiiiiiii! -Melinda gritó emocionada todo el camino. 

La montaña rusa caia en el abismo y se alzaba por los aires como un dragón volando, llevándolos desde las profundidades del mundo hasta la cima del cielo. Era genial para las personas como Melinda, pero un horror para Santiago. El sintió que su mundo giraba y que su estómago daba vueltas, pero no podía gritar. 

-Soy el presidente de una compañía grande, después de todo.. 

Sin embargo, cuando la montaña rusa volvió a caer, la fuerza centrifuga casi lo destroza. Palideció y apretó los labios con fuerza. El conductor miraba, preocupado.. 

-Ha cambiado, ino? El subirse a una montaña rusa solo por la señora…”. 

La atracción llegó a su final y Melinda lo miró todavía emocionada. 

-Entonces? ite divertiste? 

Pero, para su sorpresa, lo vio a él cerrando los ojos, adolorido. Rápido, el conductor llegó y le quitó el cinturón. 

-¿Está bien, señor? 

Melinda lo molestó: 

Bueno, parece que alguien es una gallina. 

Al siguiente instante, Santiago corrió hacia un bote de basura y vomito dentro de él, el conductor fue detrás de él. 

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Melinda se quedó sorprendida. Rápido se quitó el cinturón de seguridad y corrió hacia él. 

-¿Qué pasa? ¿Estás bien? -Ella lo sostuvo y le pasó un paquete de pañuelos desechables al conductor-. Toma esto. Iré por agua. -Llevó una botella de agua, la destapo y se la pasó a Santiago-. Lávate la boca. ¿Por qué vomitaste? Ay, cierto, los problemas de estómago disculpó ella. 

-No, no es eso-dijo Isaac-, El Señor Falcó les tiene miedo a las alturas. 

-SC 

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Score 9.3
Status: Ongoing Type: Author: Artist: , Released: December 22, 2023 Native Language: Spanish

How To Read Novela Leer No te quedarás con él (Melinda y Santiago) Novela en línea 

Melinda es abusada por un Santiago pasado de copas en un evento de recaudación. Ella se va a vivir a un pueblo donde da a luz a sus dos hijos gemelos, Samuel y Pamela quienes buscan a su padre cuando crecen, pues no aguantan la burla de los demás por no conocerlo. Cuando logran conocerlo, Santiago le quita los hijos a Melinda y esta va a buscarlos en la Mansión Falcó llegando a una tregua con Santiago, la cuál consistía en casarse con él. La madre de Santiago se opone a esta relación, al igual que Mónica, la supuesta actual novia de Santiago. Santiago no puede comer alimentos sólidos por una enfermedad gastrointestinal que tiene, se alimenta de suplementos, pero se da cuenta que la comida de Melinda no le hace daño, haciendo que la busque y que todos crean que se trata de un chef internacional. Santiago empieza a enamorarse de Melinda, haciendo cosas como irracionales y fuera de lugar para todos los demás.
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No te quedarás con él - Samuel y Pamela

En la cena benéfica se reunían personas prominentes y adineradas, y las deslumbrantes linternas parpadeaban sin cesar. También se desarrollaba una acalorada batalla en una lujosa suite situada sobre el salón. —¡No! —exclamó horrorizada Melinda Pardo. Luego, una mano gigante le agarró la muñeca. Tras perder el equilibrio, fue arrojada sobre una suave cama, y un cálido cuerpo la cubrió por detrás. —¿Qué haces? Suéltame. Al darse cuenta de las intenciones del hombre, Melinda forcejeó desesperada, pero el hombre venció rápido toda su resistencia. Su cintura se levantó de repente antes de que le siguiera un dolor agudo, haciendo que el rostro de Melinda se pusiera pálido. Al sentir su resistencia, el hombre hizo una breve pausa para besar su esbelto cuello y la tranquilizó con voz ronca. —Te compensaré.
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