Capítulo 43 Un rechazo simple
Santiago juntó las cejas un poco mientras se topaba con los ojos de su hijo con una mirada cálida.
-Papi… ¡No me digas que se te olvidó! -Los ojos de Samuel se ensancharon, aturdido- ¡Habia una chica cerca cuando hiciste esa promesa el dia que vinimos a traerte sopa de pollo! ¡Ella puede ser nuestro testigo si se te olvidó!
Como era natural, Santiago recordó eso, pero…. habia hablado sin compromiso esa vez. Pamela parpadeo con sus ojos acuosos de ciervo hacia él.
-Los adultos no mienten, ¿verdad, papi?
-Aunque se te haya olvidado antes, debes de recordarlo ahora, ¿verdad? -Samuel presionó.
Santiago asintió hacia los dos niños que lo miraban con ojos interrogantes.
-Por supuesto que no se me olvidó.
-¡Si!-vitorearon los niños con alegría.
Mónica estaba parada en la puerta. Vio a Santiago inclinándose para hacer una promesa del meñique con los niños. Sus labios formaban una sonrisa. Ella no podia recordar cuánto tiempo habia pasado desde que lo vio sonreir asi
Mientras lo miraba se sentía tanto satisfecha como envidiosa de los sonidos de risas que venian de dentro de la oficina. Ella solo entró à la habitación cuando vio a los niños darle un beso de despedida. Sus ojos cayeron sobre los rostros de los niños. Parecian preciosos muñequitos con mejillas regordetas que los hacia ver incluso más adorables.
Santiago sostenía la mano de Pamela y, justo como la última vez, ignoró la presencia de Mónica por completo al pasar a su lado. Mientras tanto, Pamela giró la mirada hacia ella.
¿Esa linda chica tiene sentimientos por papá?
Santiago por fin miró a Monica. Se sentó en su escritorio y regresó a su personalidad fria y distante de siempre. Mónica camino hacia él. Ella sabia que su tiempo era precioso, así que se fue directo al punto:
-Invité a un gastroenterólogo de Concordia a que viniera. Es muy difícil agendar su tiempo. Llegará a Ciudad del Valle mañana a las ocho en punto. Por favor, tómese dos horas de su tiempo para que lo diagnostique.
No rienes que hacer todo ese esfuerzo. -Santiago tenia una expresión neutral en el rostro. Estoy bien. Deberías enfocarte solo en tu trabajo.
-Santiago, no quiero verte…
-Te di una respuesta muy clara. -Su mirada era un poco fria-, ¿No entendió lo que dije.
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Señorita Garduño?
Sus miradas se juntaron y la indiferencia distante en sus ojos hizo sentir a Mónica muy molesta. Para su mala suerte, no tenia opción. Después de ver su actitud, sabia que no podría convencerlo, así que se giró y se fue con el corazón herido después de haber sido rechazada por él. Afuera, en el corredor, llamó a Tirso.
¿Estás ocupado, Tirso?
-No, la verdad no. En dónde estás, Mónica?
-Hablemos por móvil; no puedo hacerme el tiempo para verte. -Mónica camino hacia el balcón y se inclinó contra el barandal mientras daba un vistazo a la ciudad. Es tan terco y se rehúsa a ver al experto.
-En realidad…
-Por los últimos dos años he estado tratando de localizar a un gastroenterólogo aclamado del extranjero para él. -Mónica interrumpió a Tirso con suavidad-. Después de todos mis esfuerzos, por fin puedo conseguir que el doctor vuele hasta aquí, y él ni siquiera me da dos horas. de su tiempo. Su tono estaba lleno de decepción.
-El Señor Falcó ha mejorado mucho. ¿Te enteraste de que ya puede comer comida regular? – preguntó Tirso,
-¿Qué dijiste? -Mónica quedó impactada.
-No -toda la comida agregó Tirso- Es muy especial con el cocinero y ahora, puede comer la comida de un cocinero en especifico.
-¡Eso es genial! No tenia idea… -Mónica se emocionó por Santiago-. Debe contratarlo a como dé lugar. ¿En dónde está ahora?
-No estoy seguro de eso, pero no te preocupes. Su condición está mejorando.
-¿Así que por eso Santiago rechazó ver al doctor que invité para él?
Mónica ya no se sentía tan molesta.
- Es porque su condición está mejorando, no porque me odie», se reafirmó a sí misma.
Después de terminar la llamada con Tirso, Mónica llamó al gastroenterólogo y se comunicó con él en concordés fluido, disculpándose mucho.
En la noche. La hacienda en Puerto Esmeralda estaba alumbrada de manera brillante. Melinda no entró a la cocina. No preparó nada para Santiago. Después de todo, estaba furiosa por cómo la había tratado Jenifer. Cuando Santiago llegó a casa, de inmediato subió las escaleras hacia su estudio y se lanzó a trabajar.
Gael estaba frenético por cómo Santiago y Melinda parecieron haberse convertido en completos
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dia
extraños ese dia
-Ni siquiera se saludaron cuando llegó el Señor Falcó a casa. Esto no está bien, idebo hacer algo.
para cambiar lo que sea que esté pasando entre ellos!”.
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