No te quedarás con él Capítulo 38

No te quedarás con él Capítulo 38

Capítulo 38 Todo el mundo se preocupa por el Señor Falcó 

Mientras tanto, en el dormitorio vecino, los ojos de Samuel y Pamela se abrieron de golpe. Solo habian fingido haberse dormido. Samuel estaba sentado con las piernas cruzadas y una tableta en la mano. Sus deditos tecleaban en una pantalla llena de lineas de código irreconocible. Pamela le acercó dos vasos de leche y le puso uno delante.. 

-Samuel, no le causarás problemas a papá, ¿verdad? 

está 

-Le estoy ayudando a resolver un problema importante-replicò Samuel-. El Grupo R-Alan 

formado por una bola de idiotas. En lugar de restaurar su servidor, están ocupados intentando localizarme. Argh! ¿Y qué si me encuentran? ¿Me van a devorar? 

Pamela estaba preocupada 

-Samuel, deberiamos contarle esto a papá? 

-¡No tienes permitido decirle nada! 

-De acuerdo, no diré nada -aseguró Pamela. Era una chica obediente. 

La noche continuó… 

Todo estaba tranquilo en el dormitorio principal. La luz nocturna emitia un cálido resplandor. Melinda estaba tumbada junto a Santiago después de su actividad fisica, estaban separados por unos centimetros. Santiago se había mantenido en guardia contra ella todo el tiempo, pero no pudo resistirse a saltar a la cama con ella. Sintió una inexplicable sensación de desagrado cuando la vio con Fabio, y no tenia ni idea de por qué. 

Cuando Melinda se despertó a la mañana siguiente, encontró a Santiago en la cama a su lado y no pudo evitar recordar la cicatriz de su espalda. Santiago adivino lo que le rondaba por la cabeza y le preguntó: 

-¡No te habías dado cuenta antes? 

Melinda no contestó. 

-Eso es porque nunca me habías abrazado. 

Santiago se levantó de la cama. Melinda vio cómo se vestía con calma y salía del dormitorio. Cuando la puerta se cerró, se puso a pensar. 

-Eso es porque nunca antes me habías abrazado.. 

Aquellas palabras seguian resonando en sus oidos, 

-¿Soy la única que sabe lo de esa herida?». 

Habia un matiz de soledad en el tono de Santiago, y Melinda terminó por perderse en sus 

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pensamientos. Santiago estaba en la habitación contigua. Sacó una caja, la abrió y preparó su brebaje antes de inyectárselo. 

-Señor Falcó-saludó Gael cuando vio a Santiago-, No va a desayunar primero? 

-Todavía no se ha levantado de la cama. 

Santiago se dirigió a la puerta. Gael se sintió un poco desanimado. Había intentado aprender a cocinar como lo hacia Melinda, pero la comida seguía sin gustarle a Santiago. 

-Me pregunto qué estoy haciendo mal. La señora no puede cocinar todas las comidas-, 

Gael estaba preocupado por la salud de Santiago y esperaba que pudiera algún día comer comida normal como la gente común. De vuelta al dormitorio principal, Melinda seguia en pijama y se acercó a la ventana. Vio cómo el conductor abria la puerta del Lamborghini para Santiago. El subió y pronto el auto se alejó en la distancia. Cuando Melinda se vistió y bajó las escaleras, Samuel y Pamela ya se habian levantado. 

-Mamá, puedes hacerle espaguetis a papá todos los días? Asi también podrá desayunar con nosotros. Samuel parecia un poco abatido. 

– 

-De acuerdo. -Aceptó Melinda-. Date prisa y come. Pronto será hora de ir al colegio. 

Después del desayuno, Melinda acompañó a los niños hasta el auto. La calida’y brillante luz del sol brillaba en el césped delantero. Gael permaneció de pic junto a Melinda todo el tiempo, y una vez que el auto se alejó, no pudo resistirse a hacer su petición. 

Señora, iscria posible que le hiciera un plato de pasta al Señor Falcó todos los días? 

Melinda lo miró. Era lo mismo que le pedían los niños. 

-Estoy muy preocupada por él-explicó Gael-. Estuvo años sin comer nada, pero por fin comió tu comida. Como las cosas han cambiado a mejo no quiero que vuelva a empeorar… 

-Por favor, comprenda el corazón de este anciano que ha sido como un padre para él. 

-Claro-accedió Melinda de la misma manera que accedió con su hijo. 

Gael estaba tan agradecido que se inclinó ante ella y le dio las gracias. 

-No hace falta que seas tan cortés. 

Melinda le dio un rápido tirón del brazo para que volviera a levantarse. Dieron media vuelta y se dirigieron de nuevo a la casa. Justo entonces, un auto desconocido pudo entrar en el recinto. Se detuvo frente a la casa. 

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Score 9.3
Status: Ongoing Type: Author: Artist: , Released: December 22, 2023 Native Language: Spanish

How To Read Novela Leer No te quedarás con él (Melinda y Santiago) Novela en línea 

Melinda es abusada por un Santiago pasado de copas en un evento de recaudación. Ella se va a vivir a un pueblo donde da a luz a sus dos hijos gemelos, Samuel y Pamela quienes buscan a su padre cuando crecen, pues no aguantan la burla de los demás por no conocerlo. Cuando logran conocerlo, Santiago le quita los hijos a Melinda y esta va a buscarlos en la Mansión Falcó llegando a una tregua con Santiago, la cuál consistía en casarse con él. La madre de Santiago se opone a esta relación, al igual que Mónica, la supuesta actual novia de Santiago. Santiago no puede comer alimentos sólidos por una enfermedad gastrointestinal que tiene, se alimenta de suplementos, pero se da cuenta que la comida de Melinda no le hace daño, haciendo que la busque y que todos crean que se trata de un chef internacional. Santiago empieza a enamorarse de Melinda, haciendo cosas como irracionales y fuera de lugar para todos los demás.
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No te quedarás con él - Samuel y Pamela

En la cena benéfica se reunían personas prominentes y adineradas, y las deslumbrantes linternas parpadeaban sin cesar. También se desarrollaba una acalorada batalla en una lujosa suite situada sobre el salón. —¡No! —exclamó horrorizada Melinda Pardo. Luego, una mano gigante le agarró la muñeca. Tras perder el equilibrio, fue arrojada sobre una suave cama, y un cálido cuerpo la cubrió por detrás. —¿Qué haces? Suéltame. Al darse cuenta de las intenciones del hombre, Melinda forcejeó desesperada, pero el hombre venció rápido toda su resistencia. Su cintura se levantó de repente antes de que le siguiera un dolor agudo, haciendo que el rostro de Melinda se pusiera pálido. Al sentir su resistencia, el hombre hizo una breve pausa para besar su esbelto cuello y la tranquilizó con voz ronca. —Te compensaré.
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