Capítulo 33 El sentimiento de rechazo
-Creo que nuestra prioridad es realizar la recuperación del sistema y comprobar si faltan datos.
-Si, hazlo rápido.
En ese momento, el Grupo R-Alan era un caos. La empresa sufriria enormes pérdidas si los datos desaparecían. Mientras tanto, Santiago estaba en la escuela observando a sus hijos jugar en el césped tostado por el sol. Como los niños parecían estar bien, se despidió y volvió a su despacho.
si
Más tarde, se dio cuenta de que alguien habia estado vigilando su ubicación, así que sonrió satisfecho y sacó su móvil para bloquear el rastreo. La Señorita Baeza vio al chico jugando con sù tableta en el césped. Se acercó a él y le preguntó:
-Samuel, ¿por qué no juegas con tus amigos?
-No me gusta jugar. Los juegos son infantiles se burló sin levantar la vista. Solo estoy en la escuela para proteger a mi hermana. No estoy aqui por las clases.
Fue una afirmación atrevida y sincera. Ella sonrió avergonzada, pero no le preguntó más porque era el hijo de Santiago Falcó. Echó un vistazo a su tableta y vio un bloque de código del que no tenía ni idea. Por lo tanto, supuso que estaba jugando.
El edificio del Grupo Falcó se alzaba hacia el cielo mientras su llamativo logotipo brillaba bajo el sol. Los edificios conectados con la oficina se alzaban en medio del bullicioso centro de la ciudad como palacios señoriales. El despacho del director general estaba en la planta 22 y su espacio, de mil metros cuadrados, estaba decorado con una combinación de colores monocromática y adornado con una decoración minimalista.
La alta figura de Santiago estaba frente a las ventanas de cristal. Contemplaba el paisaje con una mirada profunda, nadie sabía lo que tenía en mente. Volvió a la realidad al escuchar pasos, pero no volted.
-Santiago, vamos a tomar un café juntos.
Mónica apareció con una sonrisa y dijo con voz suave. El la miró de reojo, sus ojos viajaron por su rostro hasta la taza de café humeante que tenía en las manos. Sin embargo, no extendió la mano para aceptar el café.
-Queria ponerme al día contigo -dijo en voz baja-. Han pasado dos años. Estuvimos ocupados en los últimos dias, asi que no tuve ocasión de hablar contigo.
-Ahora es horario de oficina. -Sonaba frio, pero ella sonrió con calidez-. Lo sé, pero tendrás que volver a casa con tus hijos después del trabajo. Acabo de pasar dos horas trabajando en diseño y me siento un poco cansada, así que salí a dar un paseo. Después de que salgas del trabajo hoy, todavia tengo que hacer horas extras.
Ella colocó paciente la taza de café delante de él y sonrió, esperando que se la bebiera. El volvió al mirarla y aceptó el café, pero dirigió su atención a la vista que había afuera de la ventana.
1/2
-¿De qué quieres hablar?
Se alegró al verlo dar un sorbo al café. Fue suficiente para que su corazón floreciera de alegría.
-¿Tirso curó tus problemas gastrointestinales de los últimos dos años? -preguntó ella sobre su salud. ¿Sigues teniendo problemas de apetito?
El seguia sin contestar. Ella suspiró mientras contemplaba el ajetreo de la ciudad con el corazón encogido.
-Encontré a un médico famoso en el extranjero, es experto en tratar problemas
gastrointestinales. Lo invité a Ciudad del Valle este fin de semana. ¿Tienes dos horas libres para
una revisión?
-Esti h
bien-murmuró Santiago-. Céntrate en tu diseño.
-Pero he concertado una cita con él, y es súper dificil concertarle una cita. ¿Por qué no aceptas las cosas que son buenas para ti?-Sonaba frustrada. La Señora Falcó también está preocupada рог п
He dicho que está bien. La miro con frialdad. No lo entiendes?
Mónica no queria enfadarlo y se apresuró a cambiar el tema de la conversación.
-No tienes por qué mostrar tanta aversión hacia mi. Todo lo que hago es por tu bien.
Santiago dio otro sorbo a su café mientras el pensamiento de Melinda pasaba por su mente.
-¿Qué estará haciendo ahora?
Mónica pareció un poco decepcionada cuando se dio cuenta de que se habia despistado. Sin embargo, tenia una sonrisa en los labios.
-Muy bien, no te molestaré más. Me centraré en mi trabajo de diseño y presentaré un borrador que te satisfaga.
Le lanzó otra mirada, pero él ni siquiera la miró. Consternada, se dio la vuelta y salió de su despacho.