Capitulo 26
Susana mencionó este recuerdo olvidado deliberadamente, lo cual destruyó el estoicismo que mantenia
Lorena durante este tiempo y le provocó los cambios de humor. No le importaba la humillación de Susana y Juan, pero no podia tolerar que Susana se burlara de la venida Inmerecida de su hijo con una actitud tan arrogante.
Cada palabra de Susana le hirió a Lorena, como si un cuchillo le apuñara en su pecho poco a poco. El dolor se extendió por todo su cuerpo. No soportó más, asi que levantó violentamente su mano y le dio una bofetada con fuerza.
-Pum…
Al recibir la bofetada, Susana se aprovechó de esta oportunidad para caer hacia atrás. Al segundo siguiente. Ella rodó directamente por la escalera hacia abajo.
—Ah…
Un grito miserable resonó por todo el salón. La multitud se quedó asombrada por ver esta escena. Al escuchar el ruido, Juan corrió a Susana inmediatamente, muy sorprendido, levantó la cabeza y echó un vistazo a Lorena con el aire distante, así que su mirada se volvió profunda y hosca instantáneamente.
Susana se apoyo dolorosamente en el regazo de Juan con la frente sangrienta y le dijo con llanto y
temblor:
-La señorita Suárez sigue culpándome, mi culpa no sirve para nada, ha dicho que quiere que yo muera. Le he contado que yo quiero actuar, pero ella me ha respondido que no soy digna, Juan, ¿me bloqueará?
Al escucharlo, Juan le lanzó una mirada profunda y compleja a Lorena.
Lorena bajó las escaleras lenta y elegantemente, al escuchar las palabras de Susana, soltó una
carcajada:
-¿Cómo podré bloquearte? La señorita Fernández está hecha para ser actriz, es una pena que no
actúes.
Lo que dijo Lorena armó un escándalo entre la gente porque opinaban que se estaba burlando Lorenal
del tono afectado de Susana.
Juan reaccionó con el ceño fruncido ante la ironia de Susana. Al ver que Susana estaba sufriendo el dolor, mostró la frialdad. Sabla que Lorena odiaba tanto a Susana que podía hacer cualquier cosa. Temia que si algo le pasara a Susana, Lorena se implicaria, entonces aconsejó a Lorena con el tono
suave y comedi
-Lorena, lo siento, puedes tratarme como quieras, no seas impulsival
Juan sabia que Lorena estaba triste por la muerte del niño, pero le dolia también, ya que también era si hio. Entonces lo que te preocupaba era que Lorena tomaria decisiones aun mas descontroladas por
este motivo.
Sin embargo, Lorena consideraba que Juan tenia miedo de que algo le pasara a Susana, así que sequla
hablando por ella hasta ahora.
No obstante, en este momento Lorena no tenia miedo a nada. Ella sonrió, se sintió muy complacida por ser malvada y abrió su boca con algunas emociones intensas:
Me da lastima que ella no muera, la próxima vez, no la empujare desde el primer piso hacia abajo, y
tú deberias ir al infiemo con ella.
Lorena no queria explicar más, de todos modos nadie la creeria. Ya que a Susana le gustaba mucho actuar, asi que la ayudaria. Parecia que las amenazas eran más útiles que las explicaciones. Después de terminar de hablar, se dio la vuelta y se marchó llevando zapatos de tacón alto.
El aire imponente de Lorena hizo que la gente a su alrededor ni siquiera hiciera una pregunta más. Además, las personas en este circulo estaba acostumbrado a ver poder y posición. Una era la recién nombrada directora de Aguila Voladora, y la otra era una canaria que salia de la nada, todo el mundo sabia a quien deberia apoyar. La sala estaba equipada con la atención médica, asi que Juan mando
que alguien llevara a Susana al cuarto interior. El banquete continuo.
Diego volvió a su lado. Cuando oyó lo que acababa de suceder, su rostro estaba un poco sombrio, pues
Lorena se lo acercó a consolarlo con una sonrisa:
-No te enfades, hermano mayor, ella no puede permitirse hacerse daño de verdad.
Diego respondió asqueada, con voz profunda y fria:
-Me da asco.
Lorena fue al baño al intervalo. Cuando salió, inesperadamente, vio al hombre que estaba alli de pie.
indiferente, esperandola.
En el pasillo se hizo el silencio.
Paso delante de el y Juan la tiró del brazo y le dijo:
-Lorena, deja de hacer estas estupideces, ¿acaso te preocupas por ti misma?
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El tono de Juan era un poco ansioso. Y al ver la actitud indiferente y ajena de Lorena, se sintió aún peor.
Lorena le sacudió la mano con disgusto:
-Sólo estaré satisfecho cuando ella muera.