Capitulo 17
Al escuchar sus palabras, Lorena estaba muy triste. Habia sabido que el también podia sentir ansiedad, pero únicamente por el niño de Susana.
Por lo tanto, accedió al divorcio decididamente, sin la menor vacilación ni el menor apego. También probablemente era porque no podia soportarla más.
Desde esta perspectiva, el aborto del bebé no le parecia algo malo.
Juan puso cara de indolencia, y se percibió un poco de preocupación oculta entre sus cejas.
Las dos personas llegaron a la Oficina de Asuntos Civiles. Como no habla nadie delante de ellos, no tenían que hacer cola. Solo los siguieron unas personas.
Lorena firmó con determinación y vio a Juan vacilando con el boligrafo en mano, asi que miró hacia atrás e hizo un guiño. Las dos personas que estaban detrás de ella se adelantaron de repente. Una presionó el hombro Juan para que no pudiera moverse, la otra sujeto su mano y lo obligó a firmar. Escribió con tanta fuerza que estaba a punto de cortar el papel.
Juan resistió violentamente y tiró el boligrafo, se le saltaron las venas de la frente, como un leopardo loco, rechinando los dientes de rabia y dijo:
-Lorena …
No entendió cómo se atrevía a hacerlo. ¿Y por qué ella queria dejarlo de manera tan impaciente, sin el mejor apego? z
Lorena entregó tranquilamente el documento firmado al personal y dijo con una sonrisa tierna: -Está
listo.
Al ver esto, la empleada no dijo nada más y rápidamente le entregó el certificado de divorcio.
Lorena lo cogió y le dio las gracias. Después, se alzó y mirar a Juan con vista indiferente.
Llevando una sonrisa irónica, habló con la voz fria e indiferente:
-Estás libre, señor López.
Le arrojó uno de los certificados de divorcio directamente a la cara, se dio la vuelta y se alejó. Mientras tanto, Juan se quedó atontado, la alcanzó corriendo a grandes pasos y le preguntó con voz ronca:
-¿Dónde está Pedro?
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Lorena sonrió, puso cara de indolencia y contestó:
-Tu hijo se ha perdido, que no tiene nada que ver conmigo, ¡ve a acudir a la policial
Cuando lo escucho, su tez se enfrió. Entonces sonó su teléfono otra vez, todavía era Susana que lo
llamo.
-Juan, han encontrado a Pedro, la niñera lo ha llevado fuera, acaba de volver.
Juafi frunció el ceño con fuerza, con vista más profunda..
¿Cómo podia ocurrir esta coincidencia? Era imposible que Lorena se pusiera en contacto con la niñera que habla contratado, asi que Lorena acababa de engañarlo.
Juan dudo: ¿Acaso Susana la había ayudado? Sin embargo, ¿cómo podía ella estar en contacto con Lorena?» Dejó de pensar más, vio a Lorena subir al coche con aquellos hombres desconocidos,
marcharse y desaparecer.
Era como si de repente le faltara una pieza en el pecho, eso le dio un sentimiento complejo e indescriptible que le molestaba mucho, como si la extraña emoción de su interior fuera a romperle el
corazón.
Parecia que todo habia pasado demasiado rápido. Sin embargo, eso no era lo que Juan deseaba evidentemente. Quería llevar una vida feliz con Lorena, no obstante, ahora se habían divorciado. En retrospectiva, se concienció de que Lorena vino preparada.
Lorena subió al coche y rio friamente mirando el contenido del mensaje que habla enviado a Susana.
Lorena: [Está aqui conmigo, quiero saber, si finges perder a tu hijo. ¿Juan estará ansioso?]
En consecuencia, Susana le dio una respuesta perfecta y le hizo un favor. Sin embargo, este suceso no
acabaria asi.
Lorena volvió a casa, de muy buen humor. Al escuchando el ruido en la casa, entró volando. Su madre. Fiona, había vuelto y estaba ordenando a las criadas a preparar los platos,
Lorena corrió hacia ella, la abrazó por detrás y la mimó:
-Mamá, la mamá más guapa del mundo, te he echado mucho de menos!
Fiona tenía más de 40 años, pero mantenía su rostro en un buen estado. Todavía era muy popular en la industria del entretenimiento, ella y Lorena parecieron hermanas.
Al principio Fiona queria darle una lección con un aspecto severo, pero cuando la escuchó hacer
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mimos, inmediatamente se ablando.
-Eres descortés, no sabes lavarte las manos cuando vuelves a casa después de hacer el loco, ten
cuidado con ensuciar mi ropa.
Aunque la reprochaba, le cogió mucho cariño.
Lorena gruno y no la soltó, aferrándose a ella como un canguro. Detrás de ella llegó la risita de Mad
Suárez:
-Mamá, creo que lo hace a propósito, ¡tienes que darle una lección!
Lorena giró la cabeza y vio que Miguel se puso de ple alli con un temperamento claro e indiferente. quien la miró sonriendo y levantando las cejas. Finalmente, ella soltó a su madre y corrió a abrazar a su
hermano mayor.