¡Bofetada! Gabriella le dio al hombre una fuerte bofetada.
“¿No tienes vergüenza?”
Furioso por la bofetada de Gabriella, el hombre levantó la mano para devolver la bofetada. La fuerza de esto la hizo caer hacia el suelo.
“Como no apreciarás mi amabilidad, lo haré yo mismo. De todos modos, al final del día es lo mismo”.
Luego, el hombre levantó a Gabriella para colocarla sobre el escritorio de la oficina, a punto de arrancarle la ropa.
“¡No! ¡No! ¡Suéltame! ¡Ayuda!”
Gabriella entró en pánico. Cuando miró al hombre repugnante que le daba náuseas, sintió como si la hubieran sumergido directamente en el infierno.
Gabriella agitó las manos con desesperación, pero pudo luchar contra la fuerza del hombre. Justo cuando la desolación estaba a punto de apoderarse de su corazón, de repente tocó algo sólido. Era un cenicero.
De repente, Gabriella encontró fuerza en sus brazos y estrelló el cenicero en la cabeza del hombre.
“¡Ah!”
Con un grito, el hombre se desplomó en el suelo con las manos sujetándose la cabeza.
Gabriella miró fijamente al hombre en agonía durante unos momentos. La sangre brotaba de sus dedos y bajaba por su cara. Estaba aterrorizada. Le tomó unos momentos antes de recuperarse lo suficiente como para pensar en escapar. En el momento en que lo hizo, salió de la oficina a trompicones.
Durante todo el camino de regreso a su villa alquilada, Gabriella pudo escuchar los rápidos latidos de su corazón en su oído. Sólo cuando entró en la seguridad de su casa, finalmente pudo calmarse. Al recordar lo que acababa de suceder, pensó: Ese hombre debería estar bien. Sólo sangra mucho porque tiene una herida en la cabeza. Su vida no correrá ningún peligro. Con esos pensamientos, el corazón de Gabriella volvió a su pecho desde su garganta.
Sin embargo, todavía no había encontrado trabajo. Ella era una persona sin talento en esta sociedad complicada y dura; ella era peor que una persona común y corriente. Parecía que vender su apariencia era la única forma de ganarse la vida.
Sin embargo, el ego de Gabriella se negó a permitirle hacer eso. Pase lo que pase, ella alguna vez fue la hija de los Ward; no se permitiría convertirse en el juguete de los demás.
Mientras se agarraba la cabeza con frustración, Gabriella se dio cuenta de que no podía hacer nada. Estaba atrapada entre elegir entre la vida y la dignidad.
Justo cuando estaba atrapada en un dilema, Carl la llamó.
Cuando vio el número familiar, Gabriella aceptó la llamada, queriendo saber qué más tenía que decirle.
“Gabriella, soy Carl. ¿Cómo estás?” Llegó la voz preocupada de Carl.
De alguna manera, sus palabras hicieron llorar a Gabriella.
No podía creer que Carl fuera quien le expresara palabras de preocupación en su momento más perturbador.
“Estoy bien, Carl. ¿Qué pasa?” Gabriella preguntó con fingida tranquilidad.
A pesar de su tono tranquilo, miles de pensamientos pasaban por su mente.
“Gabriella, deja de mentir. Sé que la vida es horrible para ti ahora. Estoy realmente molesto porque esto te haya pasado. Te amo tanto que se me parte el corazón cuando te veo triste. Quería cortejarte cuando todavía eras la estimada hija de los Ward, pero no tuve el coraje de hacerlo. Eras como el sol y un campesino como yo nunca podría ser rival para ti. Pero, Gabriella, no entendiste cuáles eran mis sentimientos por ti en aquel entonces. No sabías si mis sentimientos por ti eran sinceros o no. Estoy seguro de que ahora lo sabes, ¿no? Te amo. ¡Por favor Acéptame!”
La voz de Carl era muy seria y era como si fuera a mostrarle su corazón sólo para convencerla.
“¿Qué quieres decir?”
Las palabras de Carl conmovieron a Gabriella. Ella estaba en el momento más oscuro de su vida y sus palabras eran como luciérnagas brillantes que iluminaban su corazón.
“Lo que quiero decir es, Gabriella, cásate conmigo. Puedo entender por qué no me aceptas cuando estabas en tus mejores momentos. Después de todo, eras brillante en aquel entonces. Sin embargo, en momentos como estos, espero que puedas aceptarme para poder cuidar de ti. No quiero verte sufrir más”.
Cuando escuchó a Gabriella vacilar, decidió conquistar su corazón de una vez por todas.