Nunca tarde, nunca lejos Capítulo 2490
Caspio tenía razón. En lugar de escabullirse, bien podría resolver el problema e irse libremente. Sin embargo, su mayor dolor de cabeza fue que Della no tenía intención de dejarlo ir.
“Larry, no esperaba que fueras tan carismático”, bromeó Caspian.
Larry le lanzó una mirada furiosa pero no dijo nada.
Al día siguiente, Della no apareció en la sala de Larry, lo que parecía bastante extraño. En circunstancias normales, esa mujer definitivamente vendría y los interrogaría. Sin embargo, ella no estaba a la vista.
“Larry, ¿por qué la señora Duff no está aquí hoy?” Caspian preguntó con curiosidad.
Larry respondió: “No tengo idea”. A él no podría importarle menos. De hecho, fueron buenas noticias para él, porque no necesitaba desperdiciar su energía y esfuerzo para tratar con esa mujer.
“¿No llamaste a Jessica?” preguntó casualmente mientras hojeaba el periódico.
“No”, respondió Caspian.
Larry continuó preguntando: “¿Por qué?”
Con voz firme, Caspian pronunció: “¡Porque quería que ella se diera cuenta de cuánto me ama!”
Bueno, bueno, el querido Caspian se está haciendo el difícil. Resulta que no es un privilegio de una mujer usar su pequeña mente intrigante para enamorar a la persona que le gusta. Los hombres son comparables a las mujeres cuando se trata de llamar la atención de la persona que les gusta.
“¿Y si ella se escapa?” Preguntó Larry, sirviendo como un amable recordatorio.
“¡Ella no lo hará! ¡Jessica no es ese tipo de persona!
Larry no estaba contento de quedarse en la sala bajo la supervisión de Della. Le había pedido varias veces que retirara a los guardaespaldas que vigilaban fuera de la sala, pero estos lo rechazaron.
Ese día, Larry ya había tenido suficiente. “¡Della Duff, has ido demasiado lejos!” él bramó.
¿A mí? ¿Ir demasiado lejos? ¿Está enojado conmigo sólo porque me negué a retirar a los guardaespaldas? Haciendo caso omiso de su enfado, Della soltó una risita. Luego caminó hacia el hombre que yacía en la cama de manera coqueta.
Antes de que Larry se diera cuenta, de repente le rodeó el cuello con los brazos y le preguntó: “Larry, ¿en serio no te has dado cuenta de lo mucho que me gustas y de lo amable que soy contigo?”.
Tras su toque, Larry rugió: “¡Della, debes conocer tus límites! ¡Mantén tus manos en tí!”
Si alguien los veía hace un momento, era inevitable que se propagaran rumores sobre ellos en el hospital.
¡Esta mujer no trama nada bueno e intenta arruinar mi reputación!
“Della, no somos compatibles juntos. Deberías encontrar al chico adecuado como novio”, persuadió.
Sin embargo, Della insistió: “¡Eres la persona adecuada! ¡Haremos una combinación perfecta!
¡Puaj! ¡Esta mujer me está volviendo loco! Ella es tan terca. Es imposible hacerla entrar en razón. Larry le había dicho un millón de veces que ya tenía una novia con la que deseaba casarse, pero a ella eso le importaba un carajo.
En ese momento, Caspian irrumpió en la sala. “¡Larry!”
Al ver a los dos tan juntos, quedó atónito. ¿Es esta la manera que tiene la Sra. Duff de hacerse la difícil? No pudo evitar sentirse confundido y complicado.
Independientemente de la presencia de Caspian, Della se aferró más al cuerpo de Larry y enterró su rostro en su pecho. Luego le ordenó a Caspian: “Vamos, ¿qué pasa?”
En cuanto al pobre Larry, quería apartar a Della de él, pero no puede. Tenía miedo de que ésta fingiera resultar herida si la empujaba. En ese momento, toda la familia Duff podría incluso responsabilizarlo por su “lesión”.
“Larry, ¿t-has… sucumbido a ella?” Caspian tartamudeó mientras preguntaba.
¿Sucumbir a Della? Por el amor de Dios, ¿no se da cuenta de que me estoy resistiendo a ella? Sintiéndose disgustado, Larry disparó dagas a Caspian.
Este último mantuvo la cabeza gacha, mirando furtivamente a Della mientras hablaba: “Um… Joan llamó hace un momento. ¿Te preguntó cuándo regresarás al país?
En ese instante, la furia ardió en los ojos de Della.
Ella me reprendió: “¡Nunca menciones el nombre de otra mujer delante de mí! Larry es mío y no irá a ninguna parte. Nadie puede quitármelo”.
¡Debe haber perdido la cabeza! Al escuchar sus descaradas afirmaciones, Larry la empujó con fuerza. Como resultado, este último se tambaleó y casi cayó al suelo.
Mirando a Larry con incredulidad, Della gritó: “¿Qué estás haciendo? ¿Por qué me empujaste?
Ignorando su pregunta, Larry pronunció: “Della, ya lo escuchaste. Mi esposa pide mi regreso. Ella me necesita, así que tengo que regresar ahora”.