Capítulo 73 Secuestraron a la persona equivocada
Samuel pasó su mirada a través de la habitación y escancó a todos sus compañeros de clase, algunos de los cuales estaban felices comiendo sus bizcochos mientras otros estaban jugando juntos, pero ninguno tenia una tableta en sus manos. Con eso, fue con una profesora y dijo con
calma:
-Señorita, mi tableta desapareció. Es muy importante para mi, ¿puedo por favor revisar las imágenes de vigilancia de la resbaladilla?
-Claro.
Después de todo, ¿quién se atrevería a rechazar la petición del heredero del Grupo Falcó? Como tal, la profesora llevó a Samuel a la sala de vigilancia. Al mismo tiempo, Samiago y Máximo llegaron al jardin de niños, pero se mantuvieron discretos. Los guardacspaldas no los siguieron esta vez. Sin embargo, el aura noble inherente de Santiago era imposible de ignorar, en especial para las maestras que no podían evitar verlo, con sus mentes en blanco.
Cuando los dos no encontraron a Samuel en el salón, la maestra llevó a Santiago a la sala de vigilancia. Cuando escuchó que la tableta de Samuel desapareció y que estaban en medio de la investigación, Santiago aceleró su ritmo mientras un indicio de frialdad pasó por sus ojos.
-Joven Samuel, su padre está aqui-dijo la maestra con cautela, porque el jardin de niños tenia un grado de responsabilidad por cualquier cosa perdida dentro del recinto.
-iPapi, ven rápido!-exclamó el chico mientras veia a su padre antes de regresar rápido hacia los monitores.
En
poco tiempo, encontró a un niño con un chaleco negro, deslizándose por los toboganes y quedándose quieto durante tres segundos antes de llevarse la tableta.
-¡Lo conozco! ¡El es Benicio de la clase dos! -gritó uno de los profesores revisando la vigilancia antes de salir corriendo- ilré a buscarlo!
Mientras tanto, Santiago apoyó una mano sobre la mesa mientras protegia a Samuel debajo de él. mientras miraba con frialdad al chico en el video de vigilancia. El chico miró a su alrededor y manipuló la tableta antes de quitarse de la vista de la cámara.
-¡Cambia a otra cámara!
El jardin de niños estaba bajo vigilancia completa y cuando la cámara cambio, todos vieron a un hombre acechando y llevándose a Benicio. Por instinto, Santiago llevó a Samuel a sus brazos, sorprendiendo al niño. Dicho esto, el tenue aroma de la colonia de su padre le hizo sentirse
seguro.
Papi… Samuel levantó la cabeza y preguntó con emociones mezcladas-, ¿No podemos culpar a Benicio? Tenemos que salvarlo. ¡Fue secuestrado!
Santiago se alegró al ver que su hijo era de buen corazón.
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-¡Benicio no está en su salón! -El maestro regresó y anunció frenético-. iSu maestro lo está buscando por todas partes!
-El fue secuestrado.
La escuela estaba en completo caos, pues los niños que asistían a este jardín de niños proveníant de familias distinguidas. ¿Cómo podrán explicar la desaparición de un niño?
-Papi, por favor… -Samuel sostuvo la mano de su padre y suplicó. ¡Por favor sálvalo primero!
Santiago asinuó de acuerdo, luego sacó a Samuel de la sala de vigilancia. Después de eso, marcó
un número.
-Ayúdenine a revisar la vigilancia afuera de Jardin de Niños Pequeños Genios. Se llevaron a un niño hace cinco minutos. Revise la matricula. Quiero saber quién es el secuestrador. Además, asegúrese de que el niño esté seguro en todo momento.
Samuel se sintió aliviado, porque tenia fe en su padre.
Samuel, dla tableta filtrará información confidencial?
Este fue un tema preocupante para Santiago.
-Nadie puede descifrarlo, al menos aún no. -Samuel agitó la cabeza, tranquilizando a su padre. Al ver que Santiago todavia estaba preocupado, el pequeño tomó la mano de su padre y dijo: Si yo no soy el que opera la tableta, se autodestruirá en quince minutos.
-¿Sabes cómo hacerlo?!-
Santiago estaba sorprendido.
-Si. Lo investigué cuando estaba aburrido. -Samuel sonrió ampliamente a su padre. ¿De tal palo, tal astilla, no?
Tanto Santiago como Samuel eran muy conscientes de que el secuestrador tomó al niño equivocado, ya que dicha persona con certeza vino por la tableta y era muy probable que era del Grupo R-Alan. Debió ser Benicio quien inadvertidamente reveló su ubicación, dándole al hombre una oportunidad.
Mientras tanto, dentro de un auto blanco en movimiento, el secuestrador arrancó la cinta de la boca de Benicio, solo para encontrar al niño temblando de miedo. Le desconcertaba que un hacker de alto nivel fuera tan cobarde. Los datos de la tableta eran extraños y el hombre no podia darle sentido.
-Chico, ¿qué significa esto?
Benicio agitó la cabeza en respuesta. Sin embargo, el hombre no le creyó,
-¿No eres tú el que hackeó el servidor del Grupo R-Alan?
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-¡No! No soy yo. En verdad no era yo…
Benicio nego, sin atreverse a mirar a los ojos del secuestrador en absoluto.
-Este chico no tiene el temperamento de Santiago Falcó, pero tiene la tableta…..
Incluso ahora, el hombre todavía no sabía que tomó a la persona equivocada.