No te quedarás con él Capítulo 1

No te quedarás con él Capítulo 1

Capítulo 1 ¿Vendrá papá?

En la cena benéfica se reunían personas prominentes y adineradas, y las deslumbrantes linternas parpadeaban sin cesar. También se desarrollaba una acalorada batalla en una lujosa suite situada sobre el salón. —¡No! —exclamó horrorizada Melinda Pardo. Luego, una mano gigante le agarró la muñeca. Tras perder el equilibrio, fue arrojada sobre una suave cama, y un cálido cuerpo la cubrió por detrás. —¿Qué haces? Suéltame. Al darse cuenta de las intenciones del hombre, Melinda forcejeó desesperada, pero el hombre venció rápido toda su resistencia. Su cintura se levantó de repente antes de que le siguiera un dolor agudo, haciendo que el rostro de Melinda se pusiera pálido. Al sentir su resistencia, el hombre hizo una breve pausa para besar su esbelto cuello y la tranquilizó con voz ronca. —Te compensaré. Luego, dejó que las drogas se apoderaran de ella y la destrozaran. Melinda no entendía cómo llegaron las cosas a ese punto. Había venido a la cena benéfica y se perdió por accidente. Cuando vio que la habitación no estaba cerrada, quiso entrar y pedir indicaciones, pero el hombre que estaba adentro la arrastró. Melinda se sintió como un calamar en un plato caliente toda la noche mientras la volteaban varias veces. Sus extremidades se retorcían de manera constante en ángulos imposibles. El hombre la rompería si no fuera por sus ligamentos flexibles. Al amanecer, el hombre controlado por la lujuria recuperó poco a poco el sentido. La chica que tenía debajo ya estaba agotada. Su delicado rostro estaba cubierto de sudor y algunos mechones de cabello se le pegaban a la frente, añadiendo un toque de fragilidad a su belleza. Aunque Santiago Falcó había visto innumerables bellezas de primer nivel, no pudo evitar quedarse atónito ante su aspecto. Entonces, giró la cabeza. Bajó los ojos cuando tocó la sangre de la sábana. «Era virgen, y aun así la utilicé como herramienta de placer…». Mirando la cara de la chica dormida, Santiago pensó un momento y luego se quitó el anillo que llevaba en el pulgar que simbolizaba su identidad y se lo puso en la palma de la mano. Mientras ella tuviera este anillo, conocería su identidad. Él satisfaría todos sus deseos si ella acudía a él. … Cuando Melinda se despertó, sentía que su cuerpo no era el suyo, y cada movimiento le resultaba doloroso. Al abrir los ojos, vio la habitación desordenada. Cada rastro ambiguo le recordaba lo ocurrido anoche. —Maldita sea… Su expresión se volvió estruendosa. Luchó contra el dolor para salir de la cama y encontrar al hombre que la había acosado toda la noche, con la intención de hacerlo pagar. Sin embargo, no estaba en la habitación. ¡Cling! De repente, un anillo de jade cayó sobre la alfombra. Melinda lo recogió, lo miró y sus pupilas se contrajeron. «¿No pertenece este anillo al heredero de Grupo Falcó?». El heredero de Grupo Falcó era Santiago Falcó, así que Melinda perdió la confianza al instante. «Si el hombre de anoche era Santiago Falcó, no tengo forma de vengarme de él». Tras analizar sus opciones, se vistió de mala gana y se marchó. «Tengo la mala suerte de provocar a un personaje tan influyente. A partir de ahora, debo practicar defensa personal para evitar volver a encontrarme con situaciones así». Al final, Melinda se marchó enfadada. Ella no sabía que poco después de marcharse, Santiago envió a sus subordinados a recogerla, pero ella ya se había ido. El tiempo transcurrió rápido, y pasaron siete años. Los altísimos rascacielos del Grupo Falcó se alzaban solemnes y majestuosos bajo la luz del sol. Con su rostro frío y apuesto, Santiago Falcó caminaba hacia el vestíbulo con paso severo. Con sus casi dos metros de altura, desprendía un aura aterradora. Varios guardaespaldas vestidos de negro y su ayudante, Máximo Vargas, lo seguían con actitud respetuosa y fría. Aunque pasaron medio año preparando la conferencia financiera internacional, Santiago lo dejó todo para capturar a una persona en un pueblo asolado por la pobreza. Bajo las miradas atónitas de sus empleados, subieron al auto. Condujeron un Rolls-Royce de edición limitada hasta Valle Dorado, el pueblo más pobre al suroeste de Ciudad del Valle. Hace diez minutos, un hacker se infiltró en el ordenador de Santiago y robó el proyecto más importante de los últimos tiempos, el Proyecto Cielo Claro. El hacker reveló su ubicación y afirmó que Santiago tenía que acudir en persona para recuperar el Proyecto Cielo Claro, o de lo contrario el proyecto sería vendido a sus competidores. Santiago no podía permitirse ser negligente en este asunto; era la primera vez que alguien le ordenaba. Sentado en el asiento trasero del auto, miró el reloj con sus ojos afilados, inexpresivos y sin ninguna calidez. —Señor Falcó, Valle Dorado está situado en un terreno llano, rodeado de cadenas montañosas que forman una pequeña cuenca. Los aldeanos dependen de la plantación de hierbas y girasoles para ganarse la vida. Los datos muestran que se trata de un pueblo pobre, y la situación económica ha mejorado muy poco en los últimos dos años… Máximo le informó a Santiago sobre la situación del pueblo. Ya tenía la espalda empapada de sudor, pues el Proyecto Cielo Claro era crucial para el futuro del Grupo Falcó. Santiago permaneció en silencio, y se apoyó en el respaldo de su asiento con la mirada fría. A quinientos metros de la aldea había una pequeña casa de madera junto a la carretera. Bajo el cálido sol, Melinda volteaba las hierbas recién recogidas mientras se secaban. Una tenue fragancia impregnaba el aire. Su elegancia destacaba entre las demás mujeres del pueblo. Con un rostro del tamaño de la palma de una mano, tenía un par de ojos como piedras preciosas, puros y hermosos como si no fuera del mundo de los mortales. En los campos, los girasoles florecían espléndidos bajo el cielo azul. Había nubes blancas y una brisa cálida, lo que hacía que la vida pareciera tranquila y hermosa. —¡Mami! Una voz infantil, clara y tierna, resonó en sus oídos, y Melinda volteó con una sonrisa de alegría. Un par de gemelos de cinco o seis años caminaban hacia ella tomados de la mano. Sus ojos negros como piedras preciosas eran tan hermosos como las estrellas en el mar. —Mamá, ¿podemos ir a casa de Belén a jugar un rato? —La voz de Samuel era nítida y fuerte, y sus ojos brillaban. —Claro, adelante. —Melinda acarició a los niños con cariño—. Recuerden volver para cenar. Es la primera regla de la Familia Pardo ¡no molestar demasiado a los demás! —¡Lo haremos! —Pamela, con su vestido rosa, sonrió con ternura—. ¡Volveremos pronto! —Bien. ¡Adelante! Los niños se alejaron corriendo de la mano, saltando y brincando. Al ver desaparecer a los pequeños, Melinda sonrió con indulgencia y satisfacción. Quedó embarazada tras la aventura de una noche con Santiago. Cuando descubrió que llevaba gemelos, no pudo soportar renunciar a las dos vidas y decidió dar a luz a Samuel y Pamela. Ella sabía que la Familia Falcó no permitiría que sus hijos vivieran fuera, así que llegó en secreto al lejano Valle Dorado estando embarazada y dio a luz a Samuel y Pamela. Fueron el mayor orgullo de su vida. Después de que los niños se soltaron de la mano, Pamela aminoró la marcha y preguntó con gran misterio: —Samuel, ¿crees que papá vendrá?
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Score 9.3
Status: Ongoing Type: Author: Artist: , Released: December 22, 2023 Native Language: Spanish

How To Read Novela Leer No te quedarás con él (Melinda y Santiago) Novela en línea 

Melinda es abusada por un Santiago pasado de copas en un evento de recaudación. Ella se va a vivir a un pueblo donde da a luz a sus dos hijos gemelos, Samuel y Pamela quienes buscan a su padre cuando crecen, pues no aguantan la burla de los demás por no conocerlo. Cuando logran conocerlo, Santiago le quita los hijos a Melinda y esta va a buscarlos en la Mansión Falcó llegando a una tregua con Santiago, la cuál consistía en casarse con él. La madre de Santiago se opone a esta relación, al igual que Mónica, la supuesta actual novia de Santiago. Santiago no puede comer alimentos sólidos por una enfermedad gastrointestinal que tiene, se alimenta de suplementos, pero se da cuenta que la comida de Melinda no le hace daño, haciendo que la busque y que todos crean que se trata de un chef internacional. Santiago empieza a enamorarse de Melinda, haciendo cosas como irracionales y fuera de lugar para todos los demás.
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No te quedarás con él - Samuel y Pamela

En la cena benéfica se reunían personas prominentes y adineradas, y las deslumbrantes linternas parpadeaban sin cesar. También se desarrollaba una acalorada batalla en una lujosa suite situada sobre el salón. —¡No! —exclamó horrorizada Melinda Pardo. Luego, una mano gigante le agarró la muñeca. Tras perder el equilibrio, fue arrojada sobre una suave cama, y un cálido cuerpo la cubrió por detrás. —¿Qué haces? Suéltame. Al darse cuenta de las intenciones del hombre, Melinda forcejeó desesperada, pero el hombre venció rápido toda su resistencia. Su cintura se levantó de repente antes de que le siguiera un dolor agudo, haciendo que el rostro de Melinda se pusiera pálido. Al sentir su resistencia, el hombre hizo una breve pausa para besar su esbelto cuello y la tranquilizó con voz ronca. —Te compensaré.
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