Capítulo 23
Diego estaba dando cumplidos a la multitud llevando una sonrisa distante y educada en su rostro.
Juan miró fijamente al brazo de Lorena con el que cogía del brazo a Diego, se la acercó con una mirada fria e imponente como si quisiera comerse a una persona. Su vista estaba clavada en la brillante
sonrisa de Lorena. Se notaba fácilmente la ira en su expresión.
Juan no podía evitar pensar: «Antes incluso había ido a la familia López para expresar su arrepentimiento del divorcio, ¿y ahora mantenía las relaciones ambiguas con otro hombre? ¿Acaso me quería poner los cuernos deliberadamente para enfadarme?»
Diego echó un vistazo indiferente a Juan y dijo sonriente con indolencia:
-Señor López, ¡cuánto tiempo’sin verte!
Juan dejó de mirarla, estrechó la mano, soltó la de Diego inmediatamente y saludó:
-Señor Suárez, ¡cuánto tiempo sin vernos!
Cuando terminó de hablar, unos instantes de frialdad brillaron en sus ojos, que volvieron a posarse en
Lorena.
Vio que ella estaba alli de pie, con la mirada brillante y clara, sus delicados rasgos impecables, sus ojos distantes e indiferentes, en los que ya no se veía la mansedumbre y cautela de antes. Nunca antes habla visto a Lorena tan llamativa y deslumbrante, por lo que le causó un sentimiento complicado en el corazón, un poco de ansiedad y depresión.
¿Por qué ella estaba con Diego? ¡La escena en que estaban juntos desagradó a Juan!
Mientras Susana al lado vio que Lorena reapareció, puso cara rígida y desagradable. No podia permitir que Lorena le arrebatara a Juan. Al pensarlo, Susana se mordió los labios, dio un paso adelante, dijo
observando a Lorena atentamente:
-Señorita Suárez, ¿por qué estás aquí? ¿Tú y Juan os acabáis de divorciar y ahora estás con el señor
Suárez?
Algunos de los que estaban a su alrededor oyeron lo que dijo Susana y los miraron sorprendidos.
Susana añadió con una voz ni alta ni baja, justamente para que se oyera claramente:
-¿0 te divorciaste tan decididamente debido al señor Suárez?
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Ella deliberadamente lo echó la culpa a Lorena por la infidelidad del matrimonio.
Juan frunció ligeramente las cejas, su rostro inconscientemente se volveria severo. Debería haber interrumpido las palabras de Susana carente de mesura, pero lo dicho también le hizo sospechar,
Diego resoplo ligeramente a su lado, vio hacia arriba abajo a Susana lentamente con vista desdeñosa y
se burló de ella:
-Por lo que sé, se divorciaron porque usted intervino en su matrimonio, ¿verdad? Ahora todo el mundo conoce las tácticas de primera clase de la señorita Fernández.
Escuchando su ironía, Susana se puso pálida de repente, porque no esperaba que Diego, que estaba al lado de Lorena, la defendia tanto. Pues, ella bajó su mirada con un aspecto lamentable, dijo con
vacilación:
-Me ha malentendido, no soy una amante, la señorita Suárez debe haber dicho muchas cosas malas
sobre mi, ¿verdad?
Sus ojos enrojecieron bruscamente y miró a Juan como si le estuviera pidiendo ayuda. Sin embargo, parecia que Juan no quería ayudarla, únicamente con sus ojos clavados fijamente en la cara de Lorena.
Lorena se cayó de carcajada leve y habló con una mirada extremadamente indiferente:
-Mencionar tu nombre me da asco, la basura debería dejarse en el vertedero, este tipo de ocasión, no
es adecuada para ti.
La comisura elevada de sus labios revelaban un poco de sarcasmo. ¡Qué buena actriz era Susana!
Frente a su sarcasmo, Susana se quedó un poco sorprendida, dado que no esperaba que Lorena se atreviera a burlarse de ella en público. Al instante, creyó que había perdido la cara.
Susana se mordió el labio inferior y estaba a punto de poner un aspecto lastimoso justo cuando Diego le acariciaba el hombro a Lorena con una mano y le dijo afectuosamente con la voz baja y suave:
-Si no estás contenta, simplemente manda que alguien la eche de aqui dentro de un rato, ¡no seas
infeliz!
La consolaba en voz baja y caminaba con Lorena hacia otra dirección, ignorando a Susana por
completo.
Lorena ni siquiera dirigió una mirada a Juan todo el tiempo, con una sonrisa forzada, dijo a Diego con la voz tan fría como la niebla:
-Vaya, no dejes que ellos se metan con nosotros, me da vergüenza.
Si entraban los guardias de seguridad llenos de arrogancia, y sin duda llamaron la atención. Ella no quería ser notada debido a su relación con ellos.
En este momento, el rostro de Juan estaba sombrio hasta el extremo, lo que dio a la gente escalofrio. Cuando vio partir a aquellas dos personas ante él, su mirada se volvió más penetrante y peligrosa. Se generó una emoción indescriptible en su pecho, como si pudiera explotar en cualquier momento.