Capítulo 20
Sin embargo, Lorena nunca se quejaba ni hababa mal de Bella en los últimos tres años. Juan no se atrevia a pensar en lo que habia pasado por alto en estos años.
No obstante, Lorena forzó una sonrisa ligeramente, miró a Bella con una vista indiferente y le dijo:
La ropa y la bolsa que llevo, ninguno de ellos fue comprado por tu hijo, quien no gastó ni un centimo en mi, ¿por qué deberia estar agradecida a la familia López?
Diciendo eso, ella giró la cabeza hacia un lado y miró a Juan con rostro inexpresivo, preguntando con
una fria sonrisa:
-Señor López, por favor, dile a tu madre, ¿alguna vez me has gastado un céntimo para mi?
Lorena habló con un rostro extraordinariamente tranquilo, y antes de que Juan contestara, añadió lo
más crucial:
-Además, Juan y yo nos hemos divorciado, así que no tienes que echarme de la casa, saldré de esta
casa sin llevar nada.
Toda la gente a su alrededor se quedó sorprendida por lo que dijo Lorena y empezó a murmurar al
instante.
Escuchando eso, Bella se quedó totalmente pasmada porque no esperaba que ella accediera al divorcio.
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Después de que Lorena terminara de hablar, inmediatamente subió las escaleras. El propósito de su
divorcio. venida era celebrar el cumpleaños de la abuela de Juan y anunciar su
Bella preguntó a su hijo, mirándolo:
-¿Es verdad lo que ha dicho? ¿Os habéis divorciado?
Frente a esta pregunta, el corazón de Juan se encogió violentamente mientras su mirada hacia ella se volvió complicada de inmediato. Él guardó el silencio y no contestó. Cuando vio la esbelta y delgada espalda de Lorena, le surgieron muchas emociones intricadas. En retrospectiva, en tres años de matrimonio, no había vuelto muchas veces a la habitación nupcial. Sin embargo, después del divorcio, volvió a la habitación una vez y se dio cuenta de que no conocía a su mujer en absoluto.
La tarjeta bancaria al que él transfería regularmente cada mes estaba en el cajón, y ella incluso no habia gastado ni un céntimo. En este momento, en su corazón se agolpaban emociones indescriptibles,
que le hacían sentirse molesto y desconocido.
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Al ver a Bella teniendo a Pedro en sus abrazos, funció el ceño y dijo con voz severa:
-¿Por qué está aquí?
Bella hizo una pausa y respondió: -Es tu hijo, mi nieto, por supuesto no puede quedarse fuera.
También se debla a la sensatez de Susana que le impulsó a tomar la iniciativa de enviar al niño a la familia López. No obstante, cuando Juan lo sabia, sus frios ojos se hicieron hoscos. Luego subió a las
escaleras.
La abuela tenia una cuidadora especial con ella, quien no estaba en la habitación en ese momento, asi
que las dos podian hablar a solas.
Mientras tanto, Juan se detuvo frente a la puerta y escuchó a Lorena hablar suavemente con su abuela:
-Feliz cumpleaños, abuela, yo… tengo que ir al extranjero en viaje de negocios, no podré venir aqui a menudo en el futuro, ¡tiene que cuidarse bien!
Lorena contuvo la amargura en su corazón, incapaz de contar directamente a esta anciana sobre el hecho del divorcio, temia que la abuela no pudiera soportarlo porque la había ayudado mucho. Si esta anciana no la habia protegido durante estos tres años, le habría sido imposible tener los pies bien
plantados en la familia López. 2
Al oir que Lorena iria al extranjero, la abuela se inquietó al instante:
-¿Irás al extranjero? ¿Cuánto tiempo te quedarás allá? ¿En cuanto Juan regresó, tú quieres irte, te ha
maltratado?
Lorena hizo una pausa, moderó tranquilamente su voz y habló con ternura:
-No, abuela, nos llevamos bien, es por el trabajo, volveré a verla cuando tenga tiempo. Por cierto, este es mi regalo para su cumpleaños, ¡feliz cumpleaños!
Sacó el regalo y al ver la expresión alegre de la abuela, suspiró con alivio ligeramente. Esta vieja lo cogió sonriendo. Y no tenía tan mala visión en su vejez que no notaba que este regalo era extremadamente caro, y ya sabla que la Lorena valoraba mucho.
-Lorena, sé que lo quieres a Juan, lleva una vida feliz con él en adelante, y cuando tengáis un hijo, yo
os ayudaré a cuidarlo.
Al escucharlo, ella forzó una risa, aun asi asintió con la cabeza sonriendo como si nada hubiera pasado. Lamentablemente, era poco posible que ellos vivieran una vida feliz, ya habían acabado asi. En cuanto al niño, él ya tenia su propio hijo, ¿cómo podia seguir esperando el de ella?
propuso marcharse.
En cuanto ella salió por la puerta, vio que fuera de la habitación, Juan se apoyó contra la pared, con una
aura fria. Apretó los finos labios, y funció el ceño con un rostro hosco.
Habla oldo claramente el contenido de la conversación en la habitación. Entonces, pensó: «Habia
engatusado tanto a su abuela para que sea feliz, ¿no será que no podía dejarlo en su corazón? En este
sentido, ella se habia arrepentido del divorcio por mucho tiempo, ¡todavía quería volver a su lado!
Lo queria durante tres años, ¿cómo podía dejar de quererlo de repente?»
Pensando en esto, se sintió algo aliviado.
Al ver que salió con una sonrisa sueva y tierna, experimentó un sentimiento más extraño,
aparentemente algo de placer, pero también algo de remordimiento.
De hecho, durante estos tres años, no se podía decir que la trataba muy bien, pero quería compensarla
bien en adelante.
Al pensarlo, Juan se sintió más autoconfiado. Luego le dijo:
-Lorena, si te arrepientes del divorcio, aún no es demasiado tarde.
Dijo esta frase con los ojos brillantes, en voz profunda y fría. Además, se sintió más presumido
inconscientemente.
Juan afirmó que ella sufriría mucho fuera sin la identidad de la señora López.
Creia que lo que habia dijo significaba que le había dado un paso atrás.
Después de escuchar sus palabras, simplemente le echó un vistazo. Le parecía muy ridículo lo dicho..
Su corazón se enfrió.
Más tarde rio ligeramente, dio la vuelta y bajó las escaleras directamente, ni siquiera quería dirigirle una
palabra superflua.
¿Cómo era posible que se arrepintiera del divorcio?
¿Tenía que tragarse la amargura como si las cosas nunca hubieran ocurrido?