Capitulo 2
A pesar de la actitud indiferente de Juan, se alegró mucho y decidió dedicarse a la familia ignorando la
ironia, la humillación, el aislamiento y el chisme de los demás durante los tres años. La maltrataban
porque creian que era natural que la echaran de casa.
Sin embargo, ella misma estaba segura de que no se arrepentiría de casarse con él. Además, estaba
convencida de que seria una esposa cualificada y que su marido la tratarla bien y se enamoraria de ella.
No obstante, en este momento, era como si su confianza y determinación se pudieran destruir en
cualquier momento.
Juan se quedaba en el escenario, con la expresión indiferente. Le impuso a la gente con una sola
mirada y empezó a hablar: -Gracias a todos por asistir al cumpleaños de dos años de mi hijo, Pedro
López, quien hoy ha sufrido especulaciones injustificadas por parte de los medios de comunicación
simplemente debido a unas fotos. Para no perjudicar al niño, quiero declarar oficialmente que es mi
niño con mi esposa.
La mente de Lorena se quedó en blanco al escuchar las palabras. Cuando lo miraba, mostró una
expresión rigida y desagradable, con la cara pálida.
Los periodistas fuera de la sala aún no se habían ido muy lejos. Naturalmente, hablan escuchado lo que
dijo Juan claramente.
Lorena acababa de negar firmemente la relación de Juan con ese niño delante de los medios.
Inmediatamente, Juan admitió que era su hijo. Esto demostró evidentemente que el niño era suyo, pero
no tenía nada que ver con Lorena.
Era como si le hubieran dado dos bofetadas en público, lo cual le dio vergüenza, entonces su cara
enrojeció de cólera.
No podia imaginarse que lo hiciera en un dia tan importante como el aniversario de boda. Tal vez
olvidara qué dia era hoy, y que este banquete era sólo para hacer público al niño, y simplemente le
informó de que lo asistiera.
Al pensarlo, Lorena estaba a punto de llorar. Todo lo que ocurrió ante sus ojos reveló la hipocresia de
su matrimonio, que ella habla hecho enormes esfuerzos para mantener, y destrozó por completo toda
su persistencia y dignidad.
Lorena miró profundamente a Juan, quien seguía esperando a que ella cooperara con él y definiera su
actitud. Lo hizo todo sin considerar sus sentimientos en absoluto, por lo contrario, no la podía haber
+15 BONUS
puesto en semejante dilema. En esta situación, la vergüenza, la Indiferencia y la humillación le
recorrieron todo el cuerpo. Aparte de eso, sentia una inmensa tristeza en su corazón frente a la
compulsión y la insistencia de su vista fría y aguda. No solo la humilló, sino que también la obligó a
reconocer a su hijo ilegitimo.
A Lorena le pareció todo incomparablemente ridiculo, porque él resultaba tan despiadado, en cambio,
ella era tan inocente que ahora no podia hacer más que admitir su derrota.
No queria siguiendo así, fue el momento de poner fin a todo. Impulsada por este motivo, cogió el
micrófono y con una sonrisa habló en voz baja y lenta: -Señor López, te has equivocado, no tengo
ninguna relación con este niño, ¿quién es la madre del niño, yo también quiero saberlo?
Sus palabras provocaron un escándalo entre la multitud, se miraron unos a otros en un acuerdo tácito.
Sus ojos cristalinos se encontraron con la mirada de Juan y percibió la ira y el estoicismo temporales en sus ojos. Él frunció las cejas y contestó en voz baja: -Lorena, ¿para qué armas un escándalo? ¿No
sabes distinguir entre lo importante y lo secundario? Cumple tu promesa.
Se refirió a la promesa de Lorena de que, con tal que se casara con ella, seria una buena esposa y
nunca deshonraria a la familia López.
Recordándola, ella dejó escapar una ligera sonrisa, reprimiendo la decepción que llevaba dentro. Ya
Muy cansada, dejó de mirarlo, pero su tono se volvió cada vez más indiferente:
-¿Estoy armando alboroto sin razón, o me estás humillando demasiado?
Dijo con los ojos llenos de decepción y depresión y, por última vez, teniendo en cuenta la reputación de
su marido, bajó la voz:
-¡Juan, divorciémonos!
Al terminar la frase, Lorena tiró el micrófono al suelo, se dio la vuelta y se marcho. Luego predominó el
silencio en la sala.
Llevaban tres años casados, pero su hijo llegitimo ya tenia dos años.
En otras palabras, él llevaba tres años fuera, no ocupado con el trabajo, sino con otra familia.
También dijo que no le gustaban los niños y no permitió que ella los tuviera. Resultó que simplemente
no le gustaba el niño al que ella saliera a luz. Era tan tonta que no sabia nada, y seguía manteniendo el
esplendor superficial del matrimonio.
Cuando salió de la sala, se detuvo en seco y miró hacia atrás. Sin embargo, vio que Susana lo consoló
con el niño en brazos. Ella le preguntó con voz suave: -Juan, ¿por qué se ha ido Lorena, no le cae
Pedro?
El hombre respondió en voz grave y fría: -No le hagas caso.