El dolor agudo en su pie era tan insoportable que tuvo que sentarse. Mientras se quitaba los zapatos, se dio cuenta de que su pie se había hinchado formando enormes bultos rojos. Esto tenía sentido ya que se había torcido el tobillo al caer antes. Además de eso, se arrojó por los lados del pozo y aterrizó bruscamente sobre sus pies en innumerables ocasiones. No es de extrañar que su pie se hinchara mucho.
El cielo se oscurecía a cada segundo y la temperatura del bosque descendía rápidamente alrededor de Vivian. No pasó mucho tiempo antes de que ella estuviera temblando de frío.
¿Cómo explicará Shannon mi desaparición a todos cuando regrese? ¿Vendrán a buscarme? ¿Realmente voy a pasar la noche en esta cueva? ¿Qué pasa si de repente aparece un animal salvaje?
Estos pensamientos rebotaron en su mente, yendo y viniendo furiosamente. Su corazón se aceleró de miedo. ¿Qué pasa si nadie me encuentra? ¿Qué debo hacer? ¿Moriré aquí?
¡No absolutamente no! Todavía tenía que cuidar de Larry. No había manera de que dejara que le pasara algo malo.
Vivian rápidamente sacó su teléfono, pero no había señal. La ira candente nubló sus pensamientos mientras arrojaba su teléfono a un lado. Aferrándose a la esperanza de que todavía pudiera pasar alguien, gritó a la abertura del pozo: “¿Hay alguien ahí? Me he caído. ¡Por favor, ayúdeme cualquiera!
Ella gritó una y otra vez. Su voz se había vuelto ronca y ronca, pero todavía no hubo respuesta.
Pasar una noche con temperaturas gélidas y sin ninguna fuente de calor… me voy a morir de frío, ¿no? Para empeorar las cosas, le empezaba a doler el pie. Una desesperación desesperada se apoderó de Vivian.
Justo cuando se había rendido por completo al destino, una voz familiar sonó desde arriba. Era profundo y tembloroso por la ansiedad. “Vivian, ¿estás bien? ¿Está todo bien ahí abajo?
¿Alguien finalmente había venido por ella? La esperanza creció en el pecho de Vivian. Al levantar la vista, sus ojos se abrieron con sorpresa. Finnick se agachó en la abertura del pozo y se inclinó. La miró con cara llena de preocupación.
Ella se conmovió, no esperando que él fuera quien la encontrara. Pero su alegría no duró mucho. Inmediatamente fue reemplazada por una inexplicable acidez en su pecho. ¿No se estaba tomando su tiempo para ir a buscar agua con Charlotte? ¿Por qué está aquí ahora?
Al no recibir ninguna respuesta de Vivian, Finnick pensó que debía haber resultado gravemente herida. Presionando el borde del pozo con una mano, se lanzó hacia abajo sin ningún rastro de vacilación.
He approached her anxiously and immediately noticed her bright red, swollen foot. It had become more unsightly as purplish-green bruises surfaced her skin. Distress sank his spirits. He crouched down and leaned in closer. His hands hovered above her ankle, not daring to touch it for fear that it would only worsen her injury.
“Does it hurt?” He looked up at Vivian, his eyes filled with immense concern. Then he mentally yelled at himself for asking such a dumb question. It swelled up to double its size! How could it not hurt?
Seeing Vivian tremble, Finnick immediately peeled off his jacket and placed it on her. “I’m sorry, Vivian. I got here too late, but everything’s okay now. Don’t be scared. We’ll get out of here soon.”
Touched by Finnick’s warm and gentle actions, tears welled in Vivian’s eyes. She gnawed on her bottom l*p and scoffed stubbornly, “Weren’t you with Charlotte? Why’d you come looking for me?”
Finnick didn’t know whether to be offended or laugh at the obvious jealousy in Vivian’s tone.
His fingers brushed against Vivian’s l*ps, stroking them lightly to stop her from biting herself. He soothed, “Don’t jump to your own conclusions. There’s nothing going on between us. Besides, didn’t you arrange for us to go together?”
Finnick eyed her reproachfully before continuing, “I’m not into char-whatever that woman’s name is. The one I like… the one I truly care for has always been you. Don’t ever shove me into another woman’s arms again, okay? I’ll feel hurt if you keep doing that.”
Vivian could no longer hold back. Tears poured down her face as a thousand emotions fluttered in her; she felt wronged, yet at the same time sorrowful, frightened, and there was also an indescribable joy.
Wiping her tears away, Finnick’s arms wrapped around her in a warm embrace. “I’m sorry. I’m so sorry, Vivian. This is my fault. It’s because I didn’t look for you sooner… you must’ve been terrified.”
