Capítulo 81
Si no cortaban la relación madre–hijo, el tendria que hacerse cargo de los gastos médicos de su mamá..
Al pensarlo, aplaudió y dijo, “Vámonos ahora, cuanto antes mejor“.
Ignacio se fue y los demás lo siguieron.
Cuando los alborotadores se fueron, Carla se dejó caer en la silla, desanimada.
Habla preparado facturas falsas de antemano y utilizó la debilidad de Ignacio por el dinero para resolver el conflicto. Esta vez ganó, pero no podia sentirse feliz.
Nunca entendi por qué algunas personas en la sociedad tienen tanta malicia hacia las mujeres, especialmente las que son un poco más bonitas. No conocía bien al joven médico. El simplemente la ayudó por valentia, pero en los ojos de personas como Ignacio, ella tenia una relación inapropiada con el joven médico.
Carla miró al médico con disculpa, “Lo siento mucho, te metiste en problemas por mi culpa“.
El médico dijo: “No importa lo que digan de ti no me importa cómo sea tu vida privada“.
Al final, parecia que también pensaba que su vida privada era descuidada.
Carla se rio sin importarle: “Cierto, mi vida privada no tiene nada que ver contigo“.
El médico se quedó sin palabras.
Dr. López y los demás seguían sorprendidos, nunca esperaron que Carla, siendo tan joven, actuara de manera muy decidida
La abuela interrumpid, “Carlina, no les hagamos caso. No somos culpables, Venga, pide tu desed“.
El deseo de Carla era sencillo y siempre el mismo que su abuela tuviera buena salud y larga vida, ella deseaba que sus sueños y los de sus amigos se hagan realidad.
Después de pedir sus deseos, Carla invitó a todos a comer pastel.
El médico le dio con timidez a Carla un regalo, “Señorita, le he preparado un regalo, deseo que le gustaria“.
El joven médico miró a Carla con la cara sonrojado, su intención era obvia.
Carla estaba frustrada, no lo conocia bien, ¿qué queria él?
Carla no aceptó su regalo, el joven médico estaba impaciente, “Carla, realmente no me importa tu pasado, acepta mi regalo, por favor?”
A él no le importaba su pasado…
Su pasado nunca deberia haber sido una mancha en su vida.
Carla lo miró fijamente, aún sin saber cómo rechazar el regalo, cuando su abuela intervino, “Jovencito, eres guapo y tienes un buen trabajo. Si Carla no estuviera casada, la animaria a que fueras su novio”
El joven médico, sorprendido, preguntó: “¿La señorita Barceló se casó tan joven?”
Abuela Lidia asintió: “Si, lleva casada más de un año. Si no fuera porque están ocupados con el trabajo y no tienen prisa por tener hijos, ya tendría
mis bisnietos“.
El joven médico djo con tristeza, “Felicidades!”
Abuela Lidia: “Gracias!”
Cuando todos se fueron, Carla miró a su abuela, quien la abrazó, “Carla, si quieres llorar, llora. No tienes que aguantar las lágrimas aquí”.